Las vacaciones de Mas

Albert Sáez

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Las malas expectativas de los sondeos, el incremento de la tensión con Unió y la escasa fortaleza política del Govern han provocado en los últimos meses una cierta sensación de desconcierto en CDC. ElpresidentMas se ha marchado de vacaciones con diversas propuestas de solución encima de la mesa. Las posibles alternativas son tan amplias como heterogéneas y van desde remodelar el ejecutivo en otoño -con o sin entrada de ERC en el Govern- hasta un relevo definitivo en la secretaría general de CDC en situación de provisionalidad desde la imputación de Oriol Pujol en el caso de las ITV.

La presión mayor le llega a Mas desde el flanco municipal. El 2015 está a la vuelta de la esquina y según como vayan las cosas, los alcaldes convergentes serán los primeros en recibir el impacto electoral de la apuesta por el derecho a decidir a pesar de que la cosa no vaya con ellos. Los cuadros territoriales, sobre todo los de fuera del área metropolitana, no cuestionan la hoja de ruta pero sí están contrariados por la falta de liderazgo en el partido. CDC aparece como un artefacto a la deriva entre las aguas que remueven los independentistas de ERC por un lado y el autonomista Duran por el otro. Convergència no lleva la iniciativa sino que desde el partido se limita a reaccionar a lo que dicen o hacen los socios de federación o de legislatura. La bicefalia de Lluís Corominas y de Josep Rull ha funcionado internamente pero cuesta proyectarla mediáticamente. Además, lo que más dificultades encuentra es vehicular las demandas sectoriales y territoriales hacia el Govern, por la ausencia de presupuesto y de capacidad legislativa pero también por la falta de autoridad. Si Oriol Pujol aceptara que su paso atrás debe ser definitivo, Mas tendría dos candidatos posibles para sustiturile: ascender a Rull, hombre bien visto por las bases del partido pero que no goza de la plena confianza delpinyolni del sector de los negocios del partido o encomendar la misión a su más fiel colaborador, Francesc Homs que podría mantenerse de plenipotenciarioconsellerde la Presidència y asumir la secretaría general de CDC dejando de ser portavoz en la plaza Sant Jaume. Para este menester suenan tres nombres: Ferran Mascarell, Felip Puig y Santi Vila.

Si Mas descarta abrir esta batalla con Oriol Pujol, la posibilidad que tiene encima de la mesa es una remodelación del Govern. Al contrario de lo que pasó en la primera legislatura no transmite sensación de cohesión interna, algunosconsellersen estos primeros meses no han aguantado la presión de algunos medios de comunicación y de algunos sectores sociales contra la posibilidad de convocar una consulta sobre la independencia. Catalunya es un país pequeño y más de un empresario se ha atrevido a entrar en el despacho de Mas pidéndole que abandone este proyecto y citando alguna confesión de unconseller en alguna comida privada para avalar su petición. Mas no perdona, ni para bien ni para mal. Igual como es capaz de aguantar a un colaborador contra viento y marea porque le ha sido fiel y eficaz, es capaz de cargarse a unconseller nueve meses después de haberlo nombrado por no estar dispuesto a perder por la causa una centésima parte de la que se juega el propiopresident. Los cambios podrían ir acompañados y justificarse por un órdago a ERC para que entre en el Govern con el argumento de que si hay que pasar el calvario de los presupuestos y la consulta en el 2014 no puede ser que CDC pague todo el desgaste y los republicanos se vayan de rositas.