La clave

Federalistas también sensatos

ALBERT SÁEZ

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Han visitado Barcelona dos ilustres federalistas españoles: Francisco Rubio Llorente y José Antonio Pérez Tapias. Han dicho cosas sensatas, muy sensatas, que deberían escuchar con atención la opinión pública española, los independentistas más ansiosos y también algunos intelectuales catalanes oficialmente proclives al federalismo. Uno y otro se han mostrado inequívocamente partidarios de reconocer en las leyes españolas que Catalunya quiere ser un sujeto político y de buscar el camino legal para convocar una consulta sobre su relación con España. Aunque los insensatos de una y otra adscripción ocupen muchos centímetros cuadrados, todos sabemos que la solución llegará de los sensatos que defienden posiciones aparentemente contrapuestas.

El federalismo no tiene credibilidad cuando se presenta simplemente como un atajo intelectual para evitar que se celebre una consulta. Entonces no es una propuesta política sino simplemente un instrumento en manos de las élites extractivas para frenar un movimiento de base popular. De la misma manera que el independentismo no tiene credibilidad cuando se muestra excesivamente apresurado para evitar que algunos vayan a la cárcel.

La consulta

No es tiempo, pues, ni para insultos ni para distracciones. Dedicarse a insultar a los que legítimamente defienden la federación de Catalunya con España es tan estéril como tratar a los independentistas sensatos como criaturas infantiles que no saben cómo funciona Europa o cómo las gastaban los nazis. En este asunto sería importante no confundir ni en un lado ni en otro las frustraciones personales por la pérdida de poltronas obtenidas por confianza política con los anhelos colectivos de democracia. Ni tampoco alentar en los mediocres su ventaja competitiva en un nuevo Estado catalán.

Los federalistas catalanes han de salir del armario de la tercera vía y proponer una consulta legal con dos opciones: federación o independencia. Y dejar la defensa del autonomismo en manos de la abstención dándole un margen de victoria por debajo del 35%.