'GADGET' TECNOLÓGICO

Unos jóvenes de Barcelona diseñan una brújula 2.0 para (re)descubrir la ciudad

La creación de los tres estudiantes de bachillerato podría revolucionar el sector de las visitas turísticas y de los regalos-experiencia

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LUIS BENAVIDES / BARCELONA

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Tres estudiantes de bachillerato de Barcelona han inventado la brújula Orbis, un pequeño ‘gadget’ que ofrece incontables recorridos por la ciudad según los gustos del usuario. Este proyecto ha sido uno de los 10 finalistas de la segunda edición Audi Creativity Challenge, una competición a nivel estatal que reta a los jóvenes participantes a transformar la sociedad con ideas creativas.

Los ‘makers’ o creadores de esta brújula 2.0 son Roger MeseguerNúria Rufes y Marc Domènech. Se conocieron en un campus tecnológico de verano coordinado por Ignasi Plaza, que ha ejercido de ‘driver’ o tutor del proyecto Orbis. "Dar forma a la brújula nos ha llevado unos nueve meses, pero llevamos tres años creando todo tipo de inventos juntos. Desde catapultas a orugas mecánicas controladas por una ‘app’, y tenemos entre manos un sistema operativo para hacer más accesible el manejo de robots”, cuenta Plaza, ingeniero industrial y miembro de la AESS, la asociación de estudiantes de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) dedicada a la robótica y nuevas tecnologías.

La brújula creada por estos jóvenes, que llevan tres años reuniéndose todos los viernes por la tarde en las instalaciones de la AESS, persigue innovar en el sector cultural, uno de los requisitos imprescindible para participar en la segunda edición del concurso de inventos. “A veces para inventar algo debes centrarte en el problema, y así puedes buscar una solución. En este caso, el principal problema fue definir qué es cultura, porque es un concepto muy amplio”, explica Roger, de 16 años, alumno de Escola Projecte de Barcelona.

Orbis (brújula, en latín) está pensada originalmente como un regalo, para personas curiosas y con con ganas de explorar la ciudad. “Igual que ahora se regalan paquetes de experiencias, con Orbis se puede ofrecer un recorrido sorpresa y a medida. Los puntos vienen marcados por un perfil del destinatario definido previamente en nuestra página web a partir de un sencillo cuestionario basado en ‘likes’ y ‘dislikes’ parecido al utilizado por Tinder”, detalla Marc, de 17 años, alumno de Salesians Horta y futuro estudiante de ingeniería en ciencia de datos. “Es una carrera nueva que combina telecomunicaciones, matemáticas e informática”, precisa el joven, con una muy buena media en bachillerato y a la espera de conocer su nota en los exámenes de Selectividad.

La pantalla de la brújula solo marca el camino a seguir para llegar al destino. “Por ahora solo tenemos un prototipo estético, que marca la dirección con la flecha y los metros que faltan para llegar a un punto. Se podría añadir más información como el nombre del lugar y las valoraciones de los usuarios”, apunta Núria, de 17 años, de Salesians Sarrià, quien considera que este pequeño invento puede revolucionar las visitas turísticas y la manera de aproximarse a una ciudad. “Se trata de disfrutar el camino, de descubrir rincones interesantes alejados de los grandes reclamos turísticos de la ciudad. Si al destinatario del regalo le gusta la música en directo, la brújula seguramente le llevará antes a una ‘jam session’ en un pub muy chulo que al concierto de la estrella de turno en el Palau Sant Jordi”, añade el tutor del proyecto.

Una vez finalizado el primer recorrido sorpresa, la brújula sigue siendo muy útil. Orbis se podrá conectar a las redes sociales del propietario del ‘gadget’ para sugerir nuevos circuitos en función de sus gustos. “¿Qué si la gente se moverá por la ciudad con esta brújula en un futuro? ¿Por qué no? Lo fácil habría sido crear una ‘app’ que se pudiera descargar en el móvil o la tableta, pero entonces perdería muchos puntos como regalo. Esto te permite desconectar del móvil y de la clásica guía, y explorar la ciudad de una forma diferente”, subraya Ignasi.

El aparato consta de una tarjeta SIM, un GPS, una brújula, un microprocesador, una pantalla y un motor de vibración que señalar al usuario cuando ha alcanzado los diferentes puntos del recorrido. La fabricación de este aparato puede rondar los 16 euros, y se debería poner a la venta por unos 65 euros, según los cálculos del equipo responsable. Para la financiación y realización del proyecto, el equipo Orbis tiene pensado iniciar una campaña de micromecenazgo en alguna plataforma para empresas emergentes como Kickstarter y no descartan pedir alguna subvención