LAS FUERZAS SOBERANISTAS

'Keep calm' convergente

Duran, Pujol y Mas, en la reunión de la cúpula de CiU, ayer en Barcelona.

Duran, Pujol y Mas, en la reunión de la cúpula de CiU, ayer en Barcelona.

NEUS TOMÀS
BARCELONA

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La reunión de la ejecutiva de CiU duró ayer apenas una hora. Poco tiempo para analizar a fondo el resultado obtenido en las europeas, aunque tampoco era el propósito. Se trataba de un primer intercambio de opiniones, empezando por la del presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien insistió en la reflexión que públicamente había hecho la noche anterior: el resultado de Esquerra se explica porque, a diferencia de CiU, no acusa el desgaste que comporta tener que gobernar en tiempos de crisis. «No se comen los marrones», como lo resumió Mas el domingo y ayer repitió el reaparecido líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida.

Convergència empezó la campaña con sondeos internos que le situaban seis puntos por debajo de ERC. De ahí que el comentario más repetido entre los dirigentes consultados sea que el resultado, pese a no ser satisfactorio, no es malo. Los estrategas de la campaña habían vinculado el desenlace del 25-M a la necesidad de avalar el liderazgo de Mas. Una operación arriesgada, pero que les habría servido para acortar distancias con Esquerra (aunque no lo suficiente como para llegar primeros). Duran, en la rueda de prensa posterior a la ejecutiva, definió el resultado como «bueno». El democristiano recordó que, a excepción del italiano Matteo Renzi, el resto de gobernantes han sufrido un desgaste -cuando no descalabro- en estas elecciones, y que eso no significa que se esté cuestionando su capacidad de liderazgo. «¿Queda debilitado Mariano Rajoy por perder el PP 16 puntos? ¿O la señora Merkel por el resultado de CDU? Sinceramente, creo que no y, sin complejos, creo que no queda debilitado el Govern de Artur Mas», señaló en una comparación como mínimo curiosa.

VERSIONES DISTINTAS / Como era previsible, la posible entrada de Esquerra en el Ejecutivo volvió a dar que hablar. Pero, de momento, solo para especular y constatar que, en este punto, las versiones de CiU y ERC no coinciden. Los nacionalistas aseguran que si la coalición de Gobierno no prosperó hace unos meses, fue porque los republicanos se negaron a entrar. En cambio, Oriol Junqueras, ayer, de nuevo reiteró (eso sí, con la boca pequeña) su disposición a arrimar el hombro. Mas y el líder republicano se intercambiaron la noche del domingo unos SMS de cortesía y la cosa no ha pasado de ahí. «La puerta está abierta», aseguró Duran, si cabe, con la boca más pequeña que Junqueras. Fuentes del Govern se limitaron a señalar que debe negociarse «poco a poco». En el Ejecutivo saben que la contrapartida de que Esquerra empiece a comerse los marrones es que los republicanos puedan obligarles a que la consulta se haga sí o sí. Es decir, llegado el caso, que la Generalitat vulnerase la legalidad. Un extremo que más de un dirigente de Convergència y, por supuesto, de Unió difícilmente estaría dispuesto a asumir.

MENSAJE / CiU sí quiso subrayar que el frente proconsulta está más fuerte que antes de las elecciones y eso debería dar que pensar al PP, a quien ayer apremió de nuevo para que mueva ficha con Catalunya. «El Gobierno no puede continuar con el inmovilismo, no puede continuar diciendo no a todo; el pueblo de Catalunya tiene que poder decidir lo que quiere», argumentó Duran. Gráficamente, reclamó al Ejecutivo central que deje de ser «ciego y sordo» y, airado, negó que él tenga una tercera vía. Quien tiene que proponerla es el Estado, entendiendo que ello incluye al PP, pero también al PSOE.

En la ejecutiva hubo tiempo para constatar que, a tenor de las europeas, quien mejor capitaliza la debacle socialista es Esquerra, pese a que CiU aguanta bien en los municipios en los que gobierna. Unas claves a tener en cuenta cara a las próximas municipales, como bien sabe Junqueras, que lleva meses peinándose el área metropolitana a la caza de cargos y votantes socialistas desencantados con Pere Navarro.

Algunos dirigentes convergentes, entre ellos el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, son de los que creen que los nacionalistas deben reforzar su perfil socialdemócrata para intentar ganar terreno en Barcelona y los todavía feudos socialistas. H