Hooligans: tercer asalto más sangriento
Centenares de ingleses dividen sus enfrentamientos con la policía y otros aficionados, tanto franceses como rusos
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
JOAN DOMÈNECH / MARSELLA (enviado especial)
Llegó la hora del gran día, el del partido de Inglaterra, y también lo fue en términos de violencia. Los 'supporters', que se cuentan por miles en Marsella degeneraron en 'hooligans', elevados a centenares, y los incidentes se han recrudecido el tercer día de su estancia, dejando tras de sí un reguero de violencia.
Otro episodio de destrucción se ha vivido con el debut inglés en la Eurocopa, en la ya larga historia de desmanes de los hinchas británicos, que han convertido la ciudad portuaria francesa en un campo de batalla. Entre los numerosos heridos se contaba una víctima grave: un inglés, que se debatía entre la vida y la muerte en un hospital, según informaciones locales.
MÁS ENFRENTAMIENTOS, MÁS ENEMIGOS
Los enfrentamientos provocados por los seguidores ingleses han ido aumentando con el paso de los días y los destinatarios de su violencia se han ampliado: ya no solo combaten este sábado contra los policías, sino contra aficionados franceses (se les identifican aquí por ser ultras del Olympique de Marsella, presuntamente) y los rusos, que se han dejado notar antes del encuentro.
El tercer asalto, al ser el tercer día de estancia de los seguidores ingleses, está siendo el peor en la virulencia de los enfrentamientos. Pese al gran despliegue policial en el Puerto Viejo de Marsella, las escaramuzas se van sucediendo y no se adivina el final hasta que abandonen la ciudad.
La inmensa mayoría de los establecimientos del epicentro conflictivo son bares y restaurantes, llenos desde primeras horas de la mañana. Enfrente de ellos, una hilera de vehículos policiales y agentes de la gerdarmería y policías antidisturbios mirando, esperando intervenir, ante cualquier inicio de pelea en la zona. Una dinámica constante a partir de las tres de la tarde.
SILLAS, MESAS, LETREROS Y BOTELLAS
Decenas de ingleses se reparten a lo largo del margen izquierdo del puerto, sin ser necesariamente clientes de ningún bar. De pie, charlan y beben, dispuestos en un círculo donde a sus pies hay cajas de cervezas. En la Place aux Huiles, en segunda línea de mar, ha habido un enfrentamiento entre ingleses y rusos con lanzamientos mutuos de mesas, sillas y letreros. También de botellas vacías, convertidas en proyectiles una vez consumidas. La sangre ha empezado a correr; las detenciones han continuado. Desde el jueves ha habido arrestos.
La Plaza de la Fraternité es un eufemismo, aunque es verdad que centenares de ingleses hablan y beben, cantan y chutan balones de plástico quienes se tienen en pie. Pero los hay que se envalentonan y se internan por las calles adyacentes, dando pie a situaciones conflictivas que derivan en un suceso de mayor o menor calibre. Un grupo de rusos ha desfilado junto a los británicos y han vuelto a saltar chispas. Algunas versiones hablan de pequeños grupos de marselleses cargados con piedras para lanzarlas a los ingleses.
La policía ha recibido el refuerzo de militares y las intervención de las fuerzas del orden ha sido irremediable. Además de los gases lacrimógenos, los agentes han empleado un cañón de agua para dispersar los grupos más violentos. "La policía francesa trata estas situaciones de manera diferente", dijo Chris Hobbs, un exagente de Scotland Yard, citado por la BBC. Las imágenes revelan, con su crudeza, el otro partido de los ingleses.
En la redes circulan ya multitud de videos reflejando la violencia de los seguidores ingleses (principalmente) y rusos. Como este que sigue:
El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve también denunció a los «pseudo-aficionados» que provocaron los actos violentos y aseguró que la policía actuará con contundencia para evitarlos. Las autoridades francesas pidieron a sus homólogos británicos que retuvieran los pasaportes de 2.000 hooligans ingleses para impedir que cruzaran el Canal de la Mancha.
El recuento de heridos y detenidos variaba con el paso del tiempo. A la hora del comienzo del partido, había nueve arrestados y decenas de heridos, por golpes y cortes, aunque solo uno muy grave que se debatía entre la vida y la muerte. No había estallado la paz a als 21 horas. Solo era una tregua. Porque ese era el motivo que les había convocado en Marsella.
Al final del partido, la tregua se enterró y regresaron los enfrentamientos entre ingleses y rusos. Estos últimos se acercaron a la zona inglesa con actitud sumamente amenazante y ganas evidentes de violencia.
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