CITA CON LAS URNAS

...y tiembla por Castelldefels

C. C. / R. J. / BARCELONA

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El PP sabe ya que perderá la alcaldía de Badalona y comienza a temer que lo mismo sucederá con la de Castelldefels, lo que en cierto modo será peor. Manuel Reyes no solo ha gobernado Castelldefels durante los últimos cuatro años, sino que en ese mismo periodo Alicia Sánchez Camacho ha intentado pulir en él un valor en alza. Le eligió como número dos de la lista de los populares al Parlament y le concedió importantes cuotas de poder en la estructura interna del partido, mientras a Xavier García Albiol, por puro contraste, le ninguneaba. Esa labor se puede ir al traste de forma imprevista si Maria Miranda, cabeza de lista del PSC en Castelldefels, logra aglutinar a su alrededor una alternativa de gobierno, posibilidad aritméticamente factible, pero no fácil.

Reyes mejoró el domingo en cifras absolutas de votos los resultados del 2011. Alcanzó un techo de 6.499, 1.000 más que hace cuatro años. En escaños, sin embargo, no mejoró. Se plantó en los ocho que ya tenía. La segunda fuerza, con cuatro concejales, fue el PSC de Miranda, que quedó 59 votos por encima del tercer clasificado del ranking electoral, una amalgama de hasta seis fuerzas política distintas, Movem-E, también con cuatro ediles. A partir de ese empate, ocho contra ocho, todo depende de quién será capaz de tejer más alianzas, porque en el consistorio hay cinco grupos políticos más. Al PP no le bastaría con Ciutadans y sus dos concejales si Miranda convenciera, por ejemplo, a Esquerra, cuarta fuerza con tres concejales.

El caso de Castelldefels, al margen del cambio de dirección política que podrían percibir los ciudadanos con un relevo del equipo de gobierno, es un varapalo para la estrategia general del PP, que afrontará las próximas citas electorales (puede que la primera dentro de cuatro meses) con una mínima cantera de reposición de candidatos. Desde los ingratos bancos de la oposición de una ciudad pequeña como Castelldefels, Reyes no tendrá apenas proyección política. Puede que García Albiol la consiga porque su estilo de oposición ya le dio frutos en su momento, pero no deja de ser un verso libre que en el partido incomoda.

En realidad, el batacazo del 24-M ha resultado ser para el PP mucho más morrocotudo de lo que durante la noche electoral se intuyó. Entonces, las victorias en Castelldefels y Badalona (ahí fue primera fuerza en 29 de los 32 barrios) disimuló lo sucedido y no permitió poner bajo la lupa, por ejemplo, lo ocurrido en Salt. Durante semanas, el candidato del PP por esa localidad, Sergio Santamaría, utilizó la tribuna del Parlament para hacer campaña en su pueblo. Llegó a decir en horario de prime time televisivo que no queda en Salt ningún rastro de la civilización occidental. El domingo obtuvo 345 votos y ningún escaño.