NEGOCIACIONES PARA LA ALCALDÍA

El pacto en ciernes

Carmena da por hecho el apoyo del PSOE para desbancar al PP del Ayuntamiento de Madrid, mientras Carmona niega haber hablado de posibles alianzas

Carmena posó con los integrantes de su lista, ayer en los jardines del Mirador.

Carmena posó con los integrantes de su lista, ayer en los jardines del Mirador.

IOLANDA MÁRMOL / BARCELONA

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Manuela Carmena se da por investida como alcaldesa de Madrid gracias al apoyo de los socialistas. La exjueza explicó este lunes que ya ha mantenido conversaciones con el PSOE y que, aunque el acuerdo no está firmado, el pacto es "cuesta abajo". La afirmación fue parcialmente desmentida por el cabeza de lista socialista, Antonio Miguel Carmona, que negó haber hablado sobre posibles alianzas de gobierno. El optimismo de Carmena solo se entiende, entonces, por el interés que tienen ambas fuerzas en arrebatarle la alcaldía al PP, que gobierna el consistorio desde hace 24 años. Ahora Madrid obtuvo 20 concejales y necesita los nueve del PSOE para superar a los 21 concejales obtenidos por Esperanza Aguirre, a la que Carmena lanzó ayer un puñal envuelto en la elegancia que la caracteriza. "Igual no está satisfecha con la campaña que ha hecho", comentó. Y reclamó un acercamiento a Barcelona, ciudad que reivindicó como adalid del progresismo.

La facilidad con la que Carmena llega a acuerdos con el PSOE contrasta con la actitud de Podemos, mucho más reticente, y que venderá caro su apoyo a los socialistas. El secretario general, Pablo Iglesias, advirtió de que "los ciudadanos no han votado pacto, han votado cambio" y exigió una variación de 180 grados en las políticas de los viejos partidos. Aunque el líder de Podemos volvió a asegurar que están dispuestos a hablar "con todos", los escenarios donde los escaños del cambio tienen más valor son los gobiernos que el PSOE podría alcanzar con la ayuda del partido de Iglesias.

Los diputados de Podemos pueden entregar las llaves de gobierno en AragónCastila-la Mancha, e incluso, en una carambola a tres, en la Comunidad de Madrid.

La dirección de Podemos quiere la máxima prudencia para sentarse a negociar posibles acuerdos porque es consciente de que se juega la reputación ante sus simpatizantes que podrían percibirlo como una claudicación ante la casta y también por una cuestión de coherencia: la estrategia de la campaña de Iglesias se basó en robar electores al PSOE, a los que pidieron que votaran morado.

EL INVIERNO RUSO

El escenario es delicado. El secretario general, tan amante de las comparaciones históricas, reconoce desde hace tiempo el efecto erosionante de concurrir a tres elecciones antes de las generales, situación que compara con el "general invierno" el invierno ruso, que diezmó las tropas de Napoleón y Hitler antes de la batalla. Iglesias es consciente de que a los suyos les toca ahora sufrir ese invierno y quiere extremar la prudencia con los pactos en la trinchera.

En un año, Podemos ha conseguido convertirse en una fuerza clave en los gobiernos autonómicos y ha logrado representación en todos los parlamentos en los que ha habido comicios. Mención a parte merece su decisión de no presentarse a las municipales. Aunque Iglesias trata de arrogarse parte del éxito de Carmena y Ada Colau como preludio del cambio en noviembre, lo cierto es que la marca Podemos no puede contar esas victorias como propias. Sin embargo, su líder abundó en esa narrativa y, en una valoración que envió a los medios --no compareció en rueda de prensa--, aseguraba que Podemos se ve "en disposición de ganar las elecciones generales", impulsados por el desalojo del PP en las grandes urbes.