certamen musical

Raquel Lúa, la voz que nace

La cantante barcelonesa y la guitarrista Amaia Miranda ganaron la última edición del Concurs de Cantautors d'Horta-Guinardo

IGNASI FORTUNY

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La barcelonesa Raquel Lúa (1993) forma parte de esa clase de músicos que emergen sin pasar por la academia. Una voz que ya nace virtuosa y que ahora crece, eso sí, desde el aprendizaje en la escuela del Taller de Músics. Con Amaia Miranda (1993), estudiosa y precisa guitarrista de Bilbao, forman el dúo ganador del Concurs de Cantautors d'Horta-Guinardó, que a mediados de junio celebró su 18 edición. Un certamen que, entre otros, ganó Estopa (1998), lo cual impulsó la carrera de los hermanos Muñoz.

El día de la final del concurso algo pasó cuando salieron al escenario de la plaza Santes Creus Raquel y Amaia. "Toda la plaza se calló. Incluso un perro que llevaba todo el día ladrando... dejó de ladrar", recuerdan ambas, sonrientes. Son pareja artística (Lúa, voz y compositora, y Miranda, a la guitarra) desde el pasado octubre. "Fue una conexión total desde el primer ensayo, salí con la piel de gallina", explica Miranda. "Pensamos que teníamos que desarrollarlo como un proyecto", añade. Las juntó un profesor del Taller de Músics que conocían ambas para que se presentaran en noviembre a un concurso, el Festival Estrena't. También lo ganaron: dos de dos.

CAMBIO DE CHIP

Antes de su 'escolarización musical', Lúa tenía un grupo de música con sus amigos. "Tocábamos ACDC, Extremoduro... lo que le gustaba a cada uno", recuerda, entre risas. El guitarrista del grupo y ella pensaron en optar a la beca del Cabal Musical, un proyecto de innovación social para la inclusión basado en el acompañamiento para jóvenes artistas del Taller de Músics. "El día del cásting mi compañero me dijo que no quería... y me presenté yo sola", explica. Le dieron la beca y esto le hizo "cambiar el chip" y profesionalizar lo que entones era ocio. Hasta que este febrero empezó a estudiar música en el Taller de Músics.

Esta barcelonesa de padres andaluces y estudiante de filosofía dejó el trabajo que tenía -"vendiendo palomitas en el cine, pero era un trabajo fijo"- para volcarse en la música. "Podía vivir sola, mantenerme... pero tuve que volver a casa de mis padres y ellos no lo vieron claro. De hecho, siguen sin verlo claro", explica. "Me queda mucho camino, yo no tenía en mente hacer lo que estoy haciendo ahora", cuenta. 

COMPARACIÓN CON SÍLVIA PÉREZ CRUZ

Es complicado escuchar a Raquel Lúa y no pensar en Sílvia Pérez Cruz, una artista que la ha influenciado mucho. "Cuando la escuché [a Pérez Cruz], para mí fue como un cambio de rumbo, en el sentido de que vi que la música puede servir para algo, que tiene la intención de decir algo", expone Lúa. "Es un orgullo que me comparen con ella porque es como Dios, pero, por otro lado, yo quiero ser yo", añade.    

"Ahora me interesa ecuchar mucha música, porque, al empezar hace poco, no sé por donde tirar. Me queda mucho por hacer y mucho por conocerme, tanto de cabeza, como de voz", concluye. 

De momento, Raquel y Amaia tienen en mente grabar un disco. "Siempre que hemos tocado en directo el 'feedback' ha sido muy bueno y ganar el concurso fue como reafirmar que la cosa funciona. Y, claro, económicamente te da la base", sentencia Amaia.