Jordi Jubany: ¿Cuánto tiempo dedica tu familia a las pantallas?

La era digital ha cambiado la vida de los hogares irrumpiendo con mucha fuerza, eso refleja el libro del autor

Jordi Jubany

Jordi Jubany / periodico

Xantal Llavinia

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Jordi Jubany nos trae un libro que retrata a millones de hogares.  La comunicación oral ha pasado a digital en muchos casos. Un ejemplo es esta familia. Entramos en su piso, por ejemplo, del ensanche de Barcelona capital: “José acaba de actualizar su perfil en la red mientras Esther, su pareja, interrumpe la lectura de su Ipad para enviar un mensaje móvil a su abuela recordándole que la esperan a cenar. Sus hijos, la pequeña Luna y el adolescente Oriol, dejan de discutirse por la videoconsola y deciden mirar una serie por ordenador”.

¿Con la tecnología nos comunicamos mejor o peor?

Hoy la utilizamos para casi todo, para organizarnos, divertirnos, leer y escribir, para ligar, aprender, cuidarnos, viajar… La comunicación se ha diversificado en distintos canales. Y hay usos para todos los gustos. Hay grupos de WhatsApp de padres muy interesantes, que sirven de coordinación con el centro educativo, u otros, que llevan la agenda de los deberes de los hijos…

 ¿La tecnología en que beneficia a los menores?

Bien utilizada es un elemento que sirve para desarrollar su imaginación, creatividad y participación. Puede mediar en sus aprendizajes cotidianos y ser una herramienta de socialización con sus iguales en una sociedad cada vez más interconectada.

“Para los menores el máximo recomendable son dos horas al día”

¿Cuánto tiempo deben usar los niños herramientas tecnológicas?

Según el COOOC (Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña) el máximo recomendable son dos horas al día. Pero aparte de la cantidad está el factor calidad. ¿Para qué las uso? ¿Para pasar el tiempo o tengo un objetivo concreto? Es interesante establecer unas rutinas que sean saludables y que no estén reñidas con un uso flexible cuando hay una necesidad puntual.

¿Y qué riesgos hay que evitar?

En un extremo, prohibirles acercarse a estas oportunidades, en el otro lado, ser totalmente permisivos y dejarlos a su suerte. Pueden naufragar si no los acompañamos, orientamos o estamos presentes cuando nos necesiten. La educación y no la sobreprotección nos ayudará a hacer frente a riesgos como creerse todo lo que se encuentren en la red, citarse con personas desconocidas o el ciberbulling.

¿Qué pautas sigue tu familia digital? ¿El domingo es el día de ponerlo todo en común?

Lo de buscar una rutina es un buen recurso para explicitar nuestros descubrimientos y preocupaciones. Ayudándonos somos más conscientes y más competentes. Y es muy gratificante aprender de forma intergeneracional, también de los abuelos y las abuelas, que cada día saben más del mundo digital.

¿Qué consejos darías a padres de adolescentes para gestionar el uso de la tecnología?

No esperar a la adolescencia para gestionarlo. Es recomendable empezar antes para establecer una relación de confianza y progresivamente dotarlo de más autonomía, que es nuestro objetivo final. Siempre estar disponibles para participar y ayudar. Si es necesario utilizar el recurso del contrato escrito, para mostrar lo que esperamos y darle herramientas para gestionarse de forma responsable y saludable.

“Hemos de tomar consciencia que actuamos de espejo. No nos debe extrañar, que estén enganchados si nos ven hiperconectados”

¿El uso que se hace en las escuelas de la tecnología es correcto?

Es muy importante garantizar una competencia básica para favorecer el desarrollo personal y social del alumnado. Y también  aprovechar las posibilidades metodológicas para personalizar aprendizajes y desarrollarlos de forma cooperativa. Se puede generar una fractura digital, que se agranda a medida que la sociedad cambia. Miles de docentes se están formando cada año.

¿Qué papel debe tener la escuela?

Debe garantizar el desarrollo de la competencia digital, que hoy en día ya es el nuevo leer y escribir. Puede coordinarse, acompañar la comunidad educativa y organizar cursos para padres que quieran saber más y cooperar con otros.

Carles Capdevila dice en el prólogo, que cuesta educar a los hijos en una tecnología, donde los adultos a menudo se convierten en adictos maleducados…

Hemos de tomar consciencia que muchas veces actuamos de espejo. No nos debe extrañar, que estén enganchados si nos ven hiperconectados a todas horas. Creo que tenemos que hablarles mirándolos a los ojos, llegar a acuerdos y proponer buenas prácticas. Jugar a Apalabrados puede ser un ejercicio educativo, pero que lo haga un político en una sesión del Congreso puede no ser un buen ejemplo para la ciudadanía.

“Vale la pena conocer qué parte de nuestra intimidad está en la red”

¿Cuál es tu "dieta digital"?

Tomar consciencia: ¿Cuántas horas al día dedicas a las pantallas? ¿Para qué tipo de actividad? ¿Duermes con el móvil?  ¿Lo consultas mientras conduces? Se trata de buscar un equilibrio entre conexión y desconexión de la misma forma que lo hacemos con otras dietas cuando nos alimentamos y por ejemplo seguimos la dieta mediterránea.

Instagram, Facebook, Twitter… ¿A partir de qué edad se deben utilizar?

Siempre es recomendable introducirse de forma gradual, acorde a la madurez y en función de unas finalidades. Hay que ser consciente de qué es público y qué es privado. Vale la pena evitar colgar nuestra intimidad por el mero hecho qué esté de moda en un u otro canal, aunque en muchos casos no sea nada fácil.

 Hay herramientas y redes sociales para edades concretas. ¿Cuáles serían para niños? Cada vez hay más oferta de redes específicas y especializadas por intereses y edades. Muchas están vinculadas a finalidades comerciales y educativas. Se pueden consultar des de las páginas de Internet Segura y OSI-Menores.

Y los padres que sean huérfanos digitales, ¿qué pueden hacer?

Aprender qué posibilidades tiene el mundo digital para evitar que sus hijos sean huérfanos digitales. Por eso el libro nos ofrece oportunidades de diálogo a través de las acciones de los personajes, de los consejos y las recomendaciones.

Todo lo que dejas en la red puede que ahora no te repercute, pero dentro de unos años se te puede volver en contra. ¿Son conscientes los menores?

Algunos de nosotros tenemos la suerte de haber conocido la sociedad antes y después de Internet, pero los niños no tienen la perspectiva de cómo eran las cosas antes ni, en muchos casos, de cómo puede afectarles sus acciones actuales en el futuro. Tenemos que ofrecerles esta reflexión de la perspectiva que da el tiempo de lo que dejamos colgado en la red. También hay casos de jugadores de futbol o profesores universitarios, que han perdido su empleo por acciones que realizaron en el pasado.

Entrevista TalentoDigit@l en colaboración con Lexus Barcelona