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"La única riqueza son las relaciones personales"

Joan Escales, cura 'anti-establishment', desde su Eutopía en un rincón del Pallars, advierte de que, tal como se hace, la misa no tiene sentido

Joan Escales, rector, con 15 parroquias a su cargo, en un pueblo del Pallars. 

Joan Escales, rector, con 15 parroquias a su cargo, en un pueblo del Pallars.  / JORDI COTRINA

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Se crió con ocho hermanos, entre mulas y vacas, en una masía de Enviny, un pueblo de 20 habitantes encaramado en las montañas del Pallars. Aquel chico enérgico e inquieto se convirtió en un sacerdote rebelde y crítico con el poder, incluido el eclesiástico. A sus 86 años y en vísperas de Navidad, Joan Escales hace balance de una vida dedicada a profundizar en las relaciones humanas.

-¿Entiende que una entrevista con un cura pueda causar rechazo?

-Sí, porque se da una idea falsa de cura.

-¿Y cuál es la auténtica?

-La que nos acerca más a lo de todos, a lo humano. Yo no quiero que me llamen mossèn; hago de mossèn, pero soy Joan. No quiero que me quiten mi identidad; quiero que me valoren como persona, no por mi estatus. Tenemos que ser pueblo, como Jesús. Sin el sustrato humano, la religión no vale nada.

 

-Usted es un cura un poco 'hippie'.

-El movimiento 'hippie' me atrajo, sobre todo al principio, porque me pareció que iba a la raíz de las cosas. A finales de los años 60, después de estudiar Psicología y Teología (¡dos veces!), fui a vivir a Estados Unidos. También estuve un par de veces con el obispo Casaldàliga en Brasil y viajé solo, con un morralito, a India y Nepal.

-¿Qué buscaba allí?

-Los gurús me preguntaban: "¿De dónde eres?". "De España -les decía-. Vengo por la meditación, la contemplación y el silencio". "Entonces, vuelve a tu país -me contestaban-. Allí tenéis el mejor gurú del mundo, el místico Juan de la Cruz".

-Siguió viajando por América, Japón, Camerún... Y acabó de rector en su pueblo.

-Le dije al obispo que no quería mantener una relación artificial con la gente que iba a misa de domingo en domingo, quería irme a un pueblo y crear espacios de relación de persona a persona, y la rectoría de Enviny reunía las condiciones. El obispo no acababa de entenderlo, pero se fió de mí.

-¿Cómo se concretó su idea?

-Solo hay una riqueza en la vida y son las relaciones personales, el encuentro de tú a tú. Junto a la iglesia de Enviny está la rectoría, que llamo Eutopía, que quiere decir "buen lugar". Allí hacíamos talleres para niños, adolescentes y parejas. 

-¿Cómo puede un cura asesorar a las parejas si no tiene experiencia?

-El celibato es una forma de vivir la sexualidad. Yo me he enamorado y me he sentido muy amado, pero he decidido quedarme con mi comunidad y no con la mujer que amaba. ¿Usted tiene pareja, no? Entonces también ha hecho una renuncia al escoger estar con esta persona y no con otras.

-Pero usted ha renunciado a todas.

-No. Yo las tengo a todas; es usted quien se ha quedado solo con una [ríe].  

-Ha celebrado misas en la calle o en la cocina, con pan de payés.

-Hemos sacralizado la eucaristía en la consagración. La misa tiene sentido si se parece a la sobremesa que hizo Jesús; si no es así, creo que no tiene futuro.

-No se muerde la lengua.

-Si vives de estructuras, dogmas y frases hechas, dejas de pensar por ti mismo y no evolucionas. La misa, tal como se hace, es una pérdida de tiempo para muchos asistentes; si eres creyente, mejor haces la lectio divina, que es la lectura meditada del Evangelio. Me gustaría que la gente se relacionara con Dios de tú a tú, a través de la plegaria, y que pensaran por sí mismos: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy?

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-¿Usted ha encontrado las respuestas?

-No. Me fío de Jesús, pero sigo buscando. La capacidad del ser humano es infinita y siempre se puede buscar un poco más. La persona que no busca, está dormida.