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Roberto Fernández: «En la Rambla llegué a dar 839 abrazos en cuatro días»

Este joven ambientólogo valenciano empezó a viajar repartiendo abrazos por solidaridad y ahora se ha convertido en su forma de vida

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zentauroepp39935695 contra roberto fernandez170908181046 / RICARD CUGAT

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Tras mes y medio pedaleando y dando abrazos por Europa, Roberto Fernández (Valencia, 1987) tiene previsto llegar este sábado a su ciudad para celebrar que ha conseguido su reto solidario: recorrer 2.600 kilómetros y dar 2.600 abrazos en 45 días. Este joven ambientólogo de sonrisa contagiosa y piel tostada por el sol recaló la semana pasada con su cartel de 'Free Hugs / Abrazos Gratis' en la Rambla de Barcelona, donde el abrazo se ha convertido en un icono del espíritu ciudadano tras los atentados del 17 de agosto. 

–Después de pedalear 2.600 kilómetros y de dar 2.600 achuchones, ¿qué le duelen más las piernas o los brazos? Al final han sido 3.200 kilómetros y las piernas se resienten, pero se compensa con la energía de los abrazos, que aportan mucha  a nivel psicológico y también físico.

–Salió de Berlín el 24 de julio. Supongo que se prepararía a fondo e iría bien equipado. Pues no mucho, la verdad. Trato de cuidarme la salud, pero lo normal. La bici la compré en Decathlon por 200 euros y las alforjas son bolsas del Lidl. Yo no sé ni reparar un pinchazo.

–Pues ha tenido mucha suerte. Todo sale de aquí [indica el corazón].

–¿Qué le llevó a aceptar el reto? Tenía un trabajo de 800 euros y dedicaba 12 a proyectos solidarios. Quería aportar más, pero no sabía cómo. Entonces surgió la posibilidad de un viaje en bici y me propusieron hacerlo en forma de reto solidario. Tenía que recorrer 2.600 kilómetros desde Berlín hasta Valencia en 45 días y dar 2.600 abrazos [Eco Travel Hugs en redes sociales]. Todo lo recaudado en una plataforma de micromecenazgo y durante el viaje va a un proyecto de Volunteermap en Uganda. En mes y medio he aportado más de 400 euros.

–¿Y por qué abrazos? Había participado en eventos de abrazos en Valencia y sabía que es una manera fácil de aportar energía y alegría a las personas. ¡Qué mejor que poder ofrecer una sonrisa o un abrazo! Reduce el estrés, mejora la autoestima, aumenta la empatía... Deberíamos incluir más abrazos en nuestro día a día.

–¿Qué tal su primer abrazo a un extraño? La primera vez que salí a hacerlo solo fue complicado. Era el día después de mi cumpleaños y quería regalar abrazos. Salí a la calle, levanté el cartel de Abrazos Gratis y durante cinco minutos no me abrazó nadie. 

–Pese al mal estreno, no se achicó. Este mes y medio me han dado muchos abrazos pero siguen siendo pocos. Calculo que solo un 5% de los que pasan me abrazan. No sé qué le pasa a la gente.

–El contacto físico nos da vergüenza. Hoy es muy normal que alguien nos siga en Instagram o Facebook, pero nos parece raro que nos hablen en la parada del bus o nos ofrezcan un abrazo en la calle. A veces me preguntan: «¿Y si viene a abrazarte alguien que huele mal?». Pues no pasa nada. Yo no solo abrazo a chicas guapas y solteras, sino a todo el quien lo necesite. Entre las personas no hay barreras.

–¿Cómo cuenta los abrazos? Mentalmente. Al final del día los apunto en una libreta, junto con el lugar, los kilómetros que he hecho, el dinero que he gastado y el que la gente me ha dado. La mitad de lo que recaudo es para el proyecto de Uganda y el resto para financiar el viaje.

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–Llegó a Barcelona después de los atentados, en un momento muy sensible. En la Rambla llegué a dar 839 abrazos en cuatro días. He leído que en Barcelona ha habido una oleada de abrazos y animo a la gente a no dejar de hacerlo.

–¿Repetirá la experiencia? Viajar repartiendo abrazos, sonrisas y felicidad mientras colaboras con un proyecto solidario empezó como un reto, pero se ha convertido en mi forma de vida.