Gente corriente

Raimon Espon: «La vida puede mejorar al mover la cama un metro»

Un zahorí del siglo XXI.Ya no buscan pozos en el campo, sino corrientes de agua bajo las casas que pueden afectar la salud

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fcasals39095924 raimon espon170728182735 / FERRAN SENDRA

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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A Raimon Espon (Olot, 1967) le contratan para entrar en las casas y localizar corrientes de origen natural y artificial que pueden alterar la salud de las personas. Esta práctica se remonta a los zahorís que antiguamente buscaban pozos en el campo y no goza de reconocimiento científico. Pero tras 15 años de práctica, Espon asegura que las corrientes de agua subterránea son las fuentes de contaminación electromagnética más nocivas. Para hablar de ello quedamos en la zona de Arc de Triomf y el parque de la Ciutadella de Barcelona, donde hay una elevada presencia de corrientes de agua.

–Ahora se hacen llamar geobiólogos. Es como la peluquería, que ahora la llaman estética capilar. Toda la vida se ha dicho zahorí. ¿Que ahora se quiere decir geobiólogo? Pues vale.

–¿No trae varita ni péndulo? Claro, siempre lo llevo encima [saca un pequeño péndulo dorado de un estuche]. Yo lo hago con péndulo, no porque sea la herramienta ideal para encontrar agua sino porque es con lo que a mí me enseñaron. Se puede hacer con un péndulo, con una varilla, con una rama de avellano...

–Es una práctica que hasta ahora se vinculba más al mundo rural. En las ciudades se conoce menos. Yo soy de la Garrotxa y a los 8 años vi por primera vez a un vecino buscar agua en su huerto con un péndulo. Luego me olvidé del tema.

–¿Cuándo volvió a aparecer en su vida? Cuando me mudé con mi familia a una casa nueva en Olot. Mientras la arreglábamos dormíamos todos en la misma habitación y cada día mi mujer y yo nos levantábamos más cansados. Mis dos hijos se pasaban la noche dando vueltas y se caían de la cama. Entonces alguien me dijo: «¿Has comprobado que no estéis durmiendo sobre una corriente de agua?».

–Y decidió investigar. Quería acercarme a esto sin misticismos ni misterios, de una manera práctica. Todo en nuestro entorno tiene una frecuencia de vibración, pero descubrir la frecuencia del agua cuesta. Es como una radio: si quiero escuchar una emisora determinada necesito conocer su frecuencia y sintonizarla para poderla escuchar. 

–Entonces, usted es un dial con patas. Exacto. El roce del agua con la tierra hace que esté muy cargada estáticamente y, cuando pasas sobre la vertical de una corriente de agua, el contacto con esta radiación te provoca una microconvulsión muscular que hace oscilar el péndulo que llevas en la mano. Esa es la señal que te dice: «Para aquí». Hay que haber percibido esta radiación muchas veces antes de saber identificarla. Es un tema de oficio. 

–¿Halló corrientes de agua en su casa?

–Descubrí dos corrientes y movimos las camas fuera de su radio de acción. La mejora fue radical. No pasa nada si tienes una corriente debajo de la cocina, pero tenerla debajo de la cama es como dormir cogido a una batería de 12 voltios. Eso impide el descanso y a la larga afecta a la salud.

–Los científicos no avalan esta relación.

–Hace 15 años que me dedico a esto y puedo aportar muchos testimonios de gente que se ha beneficiado al dejar de dormir sobre una geopatía. Es necesario que se haga un estudio científico bien hecho. Siempre pueden concluir que esto es una camama y ya está. Pero, ¿y si es verdad?

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–¿Y si resulta que no? Yo no soy ni un iluminado ni un charlatán, soy un padre de familia responsable que lo he sufrido en carne propia. Se trata de que hagamos este trabajo de manera responsable y seria, y que sepamos comunicarlo. Si haces un estudio bien hecho en una casa, la familia percibe los beneficios de manera evidente y en pocas semanas. La vida puede mejorar mucho moviendo la cama apenas un metro.

–¿Se encuentra con muchos escépticos? Las mujeres suelen sintonizar mejor con esto. A veces el hombre de la familia dice que no ha notado ningún cambio y en cambio la mujer asegura que sí.