Jugarse el futuro de tu hijo en P3

Con el sistema de preinscripción escolar, la sensación de muchas familias es que se juegan la educación de su hijo a los tres años en un sistema basado en el azar

Más allá de cuestiones trascendentales como la necesidad de más inversión y la relación entre las concertadas y las públicas, el sistema tal y como está no le gusta casi a nadie

Protesta de ampas y familias que se quedaron sin plaza en la escuela que querían, en la plaza de Sant Jaume.

Protesta de ampas y familias que se quedaron sin plaza en la escuela que querían, en la plaza de Sant Jaume. / ÁLVARO MONGE

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Joan Cañete Bayle
Joan Cañete Bayle

Subdirector de EL PERIÓDICO.

Especialista en Internacional, Transformación Digital, Política, Sociedad, Información Local, Análisis de Audiencias

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Drama. Nervios. Incertidumbre. Para algunos, alivio al final del camino. Para otros, indignación preocupación, mucha preocupación. El martes 17 de mayo se hará pública la oferta definitiva de plazas escolares para el curso 2016-2017, un largo proceso que empezó a principios de año con las jornadas de puertas abiertas en escuelas e institutos y que supone un calvario para dos colectivos: el de familias con niños que cursarán P3 y las que tienen futuros alumnos de primero de ESO. “Cuando en los meses de abril y mayo hablamos de ‘bolets’, no estamos hablando del hongo comestible sino de los ‘bolets’ que aparecen cada año al final de los procesos de preinscripción en educación infantil (segundo ciclo), primaria y secundaria obligatoria. ‘Bolet’ entendido como la imposición por parte del Consorci d’Educació de Barcelona a un centro escolar de asumir un grupo más de niños de P3 del que ya le corresponde y tenían planificado”, escribía Oriana Novau, psicóloga, en una dura crítica al “tramposo sistema”, que consiste en que “las familias hagan un proceso de búsqueda y elección de escuela para sus hijos que responde a sus ideales, creencias y valores para acabar depositando el futuro de su propio hijo en un simple sorteo”. “La angustia está asegurada, a ningún padre o madre le gusta poner el futuro de sus hijos en manos de la fortuna”, escribió Ramon Manté, editor.

'BOLETS', RATIOS, PICARESCA

Oriana y Ramón lo explican muy bien. La sensación de muchas familias es que se juegan el futuro de su hijo en P3 en un sistema basado en el azar. De ahí que las conversaciones en el barrio de estos meses, en las jornadas de puertas abiertas, en los parques, en las terrazas junto a las estufas, en la puerta de entrada de las guarderías, haya girado alrededor de palabras como ‘bolet’, ratios, cierres de líneas y de escuelas, demografía, hermanos, hijos únicos, intolerancias alimentarias, falsos empadronamientos, picarescas. Hasta que se hace público el decisivo número del sorteo, con gran soltura se utilizan conceptos vinculados a la exitosa escuela innovadora, como proyectos, proximidad, barrio, entorno y caminos escolares o se sopesan los pros y los contras de los deberes y de tener (o no) los libros de texto como guía. Pero también se comparten sospechas de fraude de algunas familias que casi nunca se sustancian en una denuncia, y como la pólvora se extiende la buena y la mala fama de las escuelas, lo que genera en algunos casos estigmas que son casi imposibles de superar. Y no nos engañemos: la proximidad de la escuela a casa, la cuestión logística, también es un factor importante.

UN NÚMERO "REMATADAMENTE MALO"

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Tras el sorteo, cada uno cuenta la historia según le haya ido con el número de marras. Este curso, la demanda desbordó a las escuelas innovadoras, y se han creado plataformas de padres indignados en algunas de las localidades y barrios de Barcelona (Sant Andreu, Sant Martí) más afectados por la disparidad entre el (deseo) de la demanda y la (realidad) de la ofertaAsí lo contó en Entre Todos Maria Estepa, funcionaria: “El número que nos tocó fue tan rematadamente malo que nos quedamos fuera de la escuela que elegimos como primera opción (Nova Escola Entença) y de todos los de la zona (cinco en total). El Consorci d'Educació pretende enviar a los niños que han quedado fuera (100 en los 5 colegios de la zona) a colegios públicos que hayan quedado con plazas libres en barrios alejados o a escuelas concertadas, en su mayor parte religiosas y pagando cantidades no asumibles para muchos. El colegio que solicitamos nosotros, como otras 75 familias, es una escuela de educación libre y viva, sin libros de texto, espacios abiertos y un trato al niño mucho más humanizado, respetando sus tiempos y sus emociones. Queremos solicitar al Consorci que abra otra línea (clase) más en este colegio, que es nuevo y aún no está ni construido. Entraríamos las 75 familias, sin quedar fuera 25”.

De una forma u otra, con mayor o menor demografía, cada año sucede lo mismo. Y al final del proceso se llega a una especie de consenso entre las familias y parte de la comunidad educativa: más allá de cuestiones que son trascendentales (la necesidad de más inversión de la Generalitat en educación, la desigual relación entre las concertadas y las públicas) el proceso de preinscripción escolar tal y como está no le gusta casi a nadie