Gente corriente

«'Si quieres hablar, hazlo en sherpa', decía mi madre»

La guerra la echó de Nepal y ahora, en Catalunya, Pemba Chhoti ayuda a la conservación de su cultura

«Si quieres hablar, hazlo en sherpa, decía mi madre»_MEDIA_1

«Si quieres hablar, hazlo en sherpa, decía mi madre»_MEDIA_1 / ANNA MAS

3
Se lee en minutos
Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

ver +

Una estatua de Buda preside el luminoso hogar de Pemba Chhoti Sherpa en Taradell (Osona). Originaria de un municipio rural del país del Himalaya, pertenece al pueblo sherpa, pero ella nunca ha subido montañas. Lo suyo es cantar y para ensayar suele acompañarse con una antigua armónica nepalí [en la foto]. Es la protagonista del documental 'La Pemba torna a Goli', que se proyecta el sábado, día 6, a las 20.00 horas en los Cinemes Girona de Barcelona.

-Los sherpas son conocidos sobre todo por ser guías de alta montaña. No todos los que se dedican a la montaña son sherpas ni todos los sherpas suben montañas. Tengo un hermano que es guía de 'trekking' y otro que tiene una agencia de viajes de montaña, pero a mí no me ha interesado nunca. Yo siempre quise ser cantante.

-Y lo consiguió. Mis padres se mudaron a Katmandú para que pudiera seguir estudiando. Allí hice Música, además de Inglés y Economía. Éramos solo dos sherpas entre 2.500 alumnos. He sacado seis discos de folclore nepalí y canciones en lengua sherpa. Muy poca gente habla sherpa. En las aldeas no hay escuelas, ni centros sanitarios. La gente tiene que emigrar y olvida su cultura. Yo quiero contribuir a que no se pierda.

-¿En qué lengua hablaba con su padres? Mi madre siempre fue muy estricta: «Si quieres hablar, hazlo en sherpa; si no, calladita», me decía. De niña pensaba que era una pesada, pero ahora se lo agradezco. También estoy orgullosa de haberme criado en una cultura donde hay bastante igualdad entre hombres y mujeres. Nosotras tenemos la última palabra a la hora de tomar decisiones y eso nos hace fuertes.

-Llegó a Catalunya en octubre del 2006, tras 10 años de guerra civil en Nepal. No tenía ningunas ganas de irme al extranjero, pero el país estaba destrozado y la gente, desesperada. No veía futuro y vine a Taradell, donde conocía a una chica.

-¿Cuál fue su primer trabajo? Me cogieron de lavaplatos en un restaurante. En mi casa de Katmandú tenía una chica que cocinaba y limpiaba y yo no había usado un lavavajillas en la vida. Cuando lo puse en marcha empezó a salir espuma por todas partes [ríe]. La dueña era encantadora y al día siguiente me puso a servir mesas. Ahora estoy en otro restaurante.

-¿Cuánto tiempo hacía que no volvía a Goli, la aldea donde nació? Veinte años. Para llegar a Goli hay que viajar un día en autobús desde Katmandú y caminar tres días. Por eso cuando Josep [Josep Pérez, director y productor, con TV-3, de 'La Pemba torna a Goli'] me propuso hacer un documental enseguida le dije que sí.

-¿Cómo encontró su casa? Solo quedan un montón de piedras. Todo quedó destruido por el terremoto del 2015 y la reconstrucción es muy lenta. Los vecinos, incluida mi cuñada, viven en cabañas y yo dormía en una tienda de campaña.

Noticias relacionadas

-Una de sus canciones en sherpa habla de la nostalgia del emigrante. ¿Cómo lo vive? Encontré a la gente de mi pueblo tranquila, a pesar de todo, y yo llevo 10 años aquí luchando, pero he ganado muy poco. Me he perdido muchas cosas. No he podido estar con mi madre y dejé a mi hijo con 5 años y no lo pude traer hasta que cumplió los 9. También he perdido en el aspecto musical, porque en Nepal ahora podría vivir de la música. Por otro lado, he conocido mundo y a personas encantadoras.

-Los sherpas son budistas. ¿Puede seguir practicándolo con normalidad aquí? La casa sherpa tiene una habitación para rezar, pero aquí no es posible. De todas formas, lo que el budismo enseña es a tener buen corazón, a no pensar mal ni hacer daño a nadie y para eso no hace falta nada.