"Un 70% de lo que tenemos en casa no nos aporta nada"

Uno de los propósitos de estas fechas es dejar atrás el caos y empezar el año con cierto orden. Albert Andrés y su socio Rafael Gallardo han convertido el ser ordenado en un oficio y a través de la empresa Organizarse (www.organizarse.es) ofrecen un servicio de organización y optimización del espacio doméstico. Además, también ayudan a gestionar todo tipo de documentación (bancaria, seguros, facturas, contratos...) e incluso asesoran sobre temas financieros.

-Tanto usted como su socio vienen del sector bancario.

-Yo empecé en la banca en 1988 y pasé por todos los cargos hasta llegar a director de oficina. Hace tres años, justo cuando cumplía 25 en la empresa, en lugar de regalarme un reloj me regalaron un ERE. Me acogí voluntariamente y no me arrepiento. Desde entonces vuelvo a dormir tranquilo.

-Pues quedarse en paro, y más rozando los 50, genera mucha angustia.

-Sí, pero en mi caso también fue una oportunidad para reinventarme. A mí me gusta mucho el asesoramiento, pero el final de mi época bancaria fue una locura. Se colocaban como churros preferentes, hipotecas, seguros, tarjetas y planes de pensiones.

-¿Ha hecho autocrítica?

-Evidentemente. De alguna manera me siento cómplice de haber contribuido a esa rueda. Ahora disfruto con lo que hago. Nadie me da órdenes, mis objetivos me los marco yo y mis intereses son los de mi cliente.

-Un organizador personal suele ordenar espacios, no documentos y finanzas.

-Pensamos que nuestra experiencia financiera podía ser útil y por eso incluimos este servicio en el catálogo. Rafael es una persona extremadamente ordenada y normalmente nos llaman para ordenar casas enteras, pero cuando te pones abrir cajones encuentras montones de papeles acumulados. Muchas veces ves que a aquella persona le han subido la prima del seguro y ni se ha enterado o que tiene dos pólizas que le cubren exactamente lo mismo.  Una familia puede estar tirando en cosas así más de mil euros al año.

-¿Qué perfil tienen sus clientes?

-Pensábamos que nos llamarían altos ejecutivos muy ocupados, pero sobre todo nos llaman mujeres de clase media. Después de ir a casa de una clienta en Sabadell sus hijos nos mandaron un mensaje explicándonos que ya podían volver a jugar en el salón. En otra ocasión, una estudiante nos agradeció que le ordenáramos la habitación porque ya no tenía que ir a estudiar a la biblioteca. Estas cosas nos confirman que vamos en la buena dirección.

-¿A los cuatro días no vuelve el desorden?

-No, porque no se trata de esconder las cosas en el armario sino de inculcar el espíritu de no acumular, de tener pocas cosas y que nos aporten algo. Cuando hacemos un presupuesto, el cliente acepta renunciar como mínimo a un 50% de sus cosas y cuando vamos a su casa intentamos ordenar siempre en su presencia. Si tienes la casa hecha un desastre y nosotros te la dejamos inmaculada, el beneficio que esto te reporta hará que seas más ordenado.

-Desprenderse de ciertas cosas cuesta.

-Nosotros vemos tus armarios sin ningún tipo de vínculo sentimental y eso facilita el desprenderse de muchas cosas. Pienso que el 70% de lo que tenemos en casa no nos aporta nada.

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-Papá Noel, el tió, los reyes magos, el amigo invisible, el Black Friday, el Cibermonday... Si la clave del orden es no acumular, ¿no habría que cambiar de hábitos en lugar de contratar un organizador personal?

-El consumo en sí no es malo, el problema es cuando gastamos en cosas que no necesitamos y cuando nos dejamos embaucar por las financieras que nos ofrecen créditos de miles de euros. Pero me temo que es mucho más fácil contratarnos a nosotros que cambiar el sistema.