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¿Qué le parece la gestión del Gobierno de la crisis del ébola?

¿Qué le parece la gestión del Gobierno de la crisis del ébola? Intolerable Ana Mato Sin humildad, sin rigor  OPINE EN entretodos.elperiodico.com De virus a crisis internacional Entonar el mea culpa sin más TODOS_MEDIA_1

¿Qué le parece la gestión del Gobierno de la crisis del ébola? Intolerable Ana Mato Sin humildad, sin rigor OPINE EN entretodos.elperiodico.com De virus a crisis internacional Entonar el mea culpa sin más TODOS_MEDIA_1

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Intolerable Ana Mato

La seudopresencia de Ana Mato como Ministra de Sanidad en la crisis del ébola me hace pensar que quienes están en las instituciones del Gobierno no es por competencias ni capacidad. En un caso extremo como el del ébola, cabría esperar cuanto menos que la persona al mando de la cartera de Sanidad diera la cara y transmitiera tranquilidad. En cuanto a lo primero, Ana Mato se ha presentado para leer los nombres de quienes hablarían por ella y poco más; en cuanto a lo segundo, tranquilidad transmitió, pero la equivocada. No entiendo el papel que decidió tomar, si es que es consciente de la significación que supone. ¿Qué se puede esperar de una ministra que delega responsabilidades y no responde a las preguntas que le dirigen, ni a la primera ni correctamente? Desde luego, los ciudadanos no tendríamos por qué tolerar la gestión ni acatar las decisiones de una persona cuya praxis política es comparable al papel de un árbitro de tenis, aunque vistos sus antecedentes de no dimitir ni siquiera por casos de corrupción es de ilusos esperar que proceda con integridad, coherencia y decencia.

Olivia G.-Patto de la Orta Periodista. Barcelona

Sin humildad, sin rigor

Recuerdo la parafernalia de medios utilizados para repatriar al misionero español enfermo de ébola --pero no a sus asistentes-- el pasado agosto: cámaras de televisión enfocando al avión del Ejército habilitado con personal equipado, tres o cuatro ambulancias, varios coches de policía como escoltas, una comitiva de vehículos oficiales, el cierre de plantas hospitalarias, ruedas de prensa para exponer la excelencia de la operación... Todo ello sugería que se trataba de una operación para prestigiar el país y a aquellos que toman las decisiones. En cuanto al adiestramiento del personal sanitario, parece que el expediente se solucionó en tan solo media hora. Y en ese tiempo, es imposible que un profesional pueda librarse de hábitos seculares como el de llevarse la mano a la cara, suponiendo que esta sea realmente la causa del contagio, que es lo que nos quieren hacer creer. Al parecer, expresiones como modestia y humildad o rigor y eficacia han sido eliminadas del diccionario y sustituidas por una sola: fantasmas. Y ya arrastramos muchos años de fantasmas.

Jordi Antich Estudiante. Barcelona

De virus a crisis internacional

En Occidente siempre hemos observado lo que pasaba en el tercer mundo como algo normal y natural. Que allí el ébola les mataba, no pasaba nada; que un pueblo entero era masacrado, nos escandalizábamos y ya está. Los países del tercer mundo no tienen derecho a nada, solo a sufrir y a morir. En el primer mundo, la muerte por ébola en España de un misionero es noticia; en África ya han muerto miles de personas sin ser noticia. En España, se ha dado un caso de contagio de ébola que, a juzgar por las informaciones ha sido fruto de una mala gestión de las autoridades sanitarias. Y, por si fuera poco, el consejero de Sanidad de Madrid acusa de «mentirosa» a la persona infectada por cumplir con su obligación. Está claro que estamos rodeados de unos dirigentes políticos embusteros, incapaces de asumir los errores y de dimitir. Dicen que ahora no toca buscar responsables sino gestionar este despropósito. No nos preocupemos, que el mundo no se acaba porque el ébola haya entrado en España. La verdadera crisis la tienen los casi seis millones de parados.

Joaquín Garrido Jubilado. Torrevieja

Entonar el mea culpa sin más

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Las explicaciones que suele dar el PP ante los casos que por su gravedad así lo exigen demuestran la poca estima y el concepto que los gobernantes tienen de su pueblo. A la mente me viene la indemnización en diferido de la señora María Dolores de Cospedal, los salarios que no bajaban sino que crecían moderadamente del señor Montoro o las ruedas de prensa del señor Rajoy ofrecidas a través de un plasma y sin preguntas. En el caso del contagio por ébola no se trata de contentar al pueblo sino de ofrecer explicaciones que exige la UE arropada por la mezcla de incredulidad y asombro de toda la comunidad científica. De ellas depende (como demuestran los últimos comportamientos bursátiles) el crédito de la marca España que tanto dicen defender. Solo espero que en este caso no desvíen nuestra atención con teorías de la conspiración, cazas de brujas y persecuciones políticas, y nuevas ocurrencias y esperpénticas letanías a las que empezamos a estar acostumbrados. Sean convincentes, modestos, dejen de lado la táctica de defenderse atacando y asuman las responsabilidades políticas.

Reyes Cortés Informático. Badalona