Más allá de los deberes

Tres profesores reclaman una mayor y más variada implicación de los padres en la vida escolar

Jornada de puertas abiertas 8 Padres y profesores, en la escuela Octavio Paz, en el barrio de Navas, en el distrito barcelonés de Sant Andreu.

Jornada de puertas abiertas 8 Padres y profesores, en la escuela Octavio Paz, en el barrio de Navas, en el distrito barcelonés de Sant Andreu. / jOAN PUIG

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CELIA CASTELLANO AGUILERA

Los padres se implican, sí, pero básicamente con los deberes. A veces  incluso demasiado. Y los profesores se lo agradecen, pero abogan por no caer en la obsesión con las tareas y por probar otras fórmulas de participación paterna «para que la escuela no sea concebida como una institución que no tiene que ver con el mundo real, y los niños tengan ganas de compartir los aprendizajes con sus padres», en palabras de Jordi Puche, de 42 años, profesor de la escuela pública Sant Jordi de Vilanova i la Geltrú.

Para Ángel García (39 años, profesor de lengua extranjera en la escuela pública Falguera de Sant Feliu de Llobregat) hay implicación de los padres en el colegio, pero no es del todo satisfactoria. A su juicio, la mayoría de ellos solo se preocupan de controlar la realización de tareas, en ocasiones en exceso . Y ello tiene efectos indeseados: «Los padres de niños que no tienen dificultades de aprendizaje están encima de ellos, mientras que padres de alumnos que sí las tienen no los ayudan, puede que por encontrarse en situaciones familiares difíciles». Cuando estas situaciones afectan al rendimiento del niño los padres no son conscientes hasta que el centro alerta de que algo falla, explica.

Jordi coincide en lo contraproducente del exceso de celo paternal con los deberes -«si les ayudan demasiado no les hacen pensar»- y también en el riesgo de agrandar la brecha entre «el alumno que tiene el apoyo de una familia con recursos socioculturales y económicos y el que no».

Y es que otra traba para la implicación de los padres es la falta de seguridad en sus capacidades: «Muchos tienen vergüenza porque no creen que puedan ayudar a sus hijos. Algunos me dicen: 'es que yo no sé inglés'. Yo no quiero que un padre enseñe inglés, para eso ya estoy yo. Quiero que haga el seguimiento de que mi alumno cumple las tareas y las comprende», afirma Ángel.

Más allá de los deberes ¿cómo quisieran los profesores que se implicasen los padres? Ángel marca los límites: «Su papel como voluntarios para colaborar en actividades extraescolares o el ampa es esencial, pero en el aula no entran. A menos que sean actividades dirigidas, por ejemplo, a fomentar la diversidad cultural y para ello venga una madre de Marruecos y explique rasgos de su cultura».

 

Comunicación fluida

En la escuela concertada Vedruna de Barcelona los padres sí se implican ampliamente, aunque tampoco de forma muy variada. Eso explica Montserrat Sordé, profesora, de 59 años. Deberes aparte, el colegio impulsa «un grupo de madres y padres que se encarga de gestionar visitas al teatro o al Palau de la Música», e invita a las familias a ir al aula a explicar su profesión o una experiencia relevante de su vida. En sus 30 años de carrera, Montserrat cifra en el 80% las familias que han respondido a sus demandas, mientras que el 20% restante son «padres que por trabajo están demasiado tiempo fuera de casa». También participan menos los padres de otras culturas, explica.  «Vienen poco a las actividades y las fiestas, y raramente se comunican con nosotros», sostiene.

La comunicación con los padres es por lo general fluida. «Con la llegada de internet ponemos deberes para hacer con el ordenador y nos comunicamos por correo electrónico; hasta hace unos años había algún padre que no tenía y se quejaba, pero ahora prácticamente ya no pasa», afirma Montserrat.

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La escuela Sant Jordi de Vilanova marca la diferencia. Jordi explica cómo el colegio impulsa métodos de trabajo sin libros de texto y con la  implicación de los padres en pro de la transmisión de valores. «Tenemos unas franjas horarias en las que buscamos un proyecto (a partir de una película, un texto...) que englobe contenidos de cualquier área del currículo. Si una familia es experta en un tema, como la medicina, puede venir a explicarlo o ayudarnos a preparar material. Algunos padres escogen la escuela por esto», concluye.

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