LAS PLAYAS DE LOS LECTORES

La leyenda de la Roca Negra

La recomendación de Marta González de 54 años. Administrativa en paro de Corbera de Llobregat

La leyenda de la Roca Negra_MEDIA_3

La leyenda de la Roca Negra_MEDIA_3 / FERRAN SENDRA

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MARC ESPÍN
PALAMÓS

No ha vuelto a La Fosca desde finales de los años 90, pero Marta González recuerda con viveza esta playa de arena fina ubicada en una zona residencial de las afueras de Palamós (Baix Empordà). Tenía 18 años recién cumplidos cuando se dio el primer baño en sus aguas frescas de peces en asamblea. Se prendó del lugar y, durante las siguientes dos décadas, regresó todos los veranos, primero soltera y más tarde con su pareja. Nadaba hasta la boya cada mañana, temprano, cuando el mar era un espejo solo custodiado por la enorme Roca Negra que divide la playa de La Fosca en dos calas desiguales. A esas horas, sobre el enorme islote aún no había niños saltando ni parejas oteando el horizonte.

Desde entonces, las cosas han cambiado. El paseo fue remodelado, se han construido edificios y abierto más negocios. Hoy es una playa semiurbanizada y con todo tipo de servicios, pero no ha perdido el encanto natural que la convirtió en una de las preferidas de los palamosinos. Desde el cielo, La Fosca son dos rostros felices separados por una piedra gigante; dos sonrisas de arena con la Roca Negra como hoyuelo.

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Esa piedra gigante esconde una gran historia. Cuenta la leyenda, publicada hace casi un siglo en el número 107 de la desaparecida revista Marinada, que la princesa Pirene, hija de los Pirineos, tras haber sido salvada de un incendio por Alcides, dejó la montaña para encontrar un rincón en la Costa Brava donde establecer su nido de amor. Buscando y buscando, una avería en la nave la obligó a saltar a una pequeña playa. La sensación que la suavidad de la arena le produjo en los pies desnudos la dejó maravillada. Y allí, medio en el agua, medio en la playa, mandó construir un palacio. Pasó el tiempo y el señor que habitaba el castillo situado en la cima del promontorio, embelesado con la princesa, intentó conquistarla, pero sus esfuerzos fueron baldíos. Sintiéndose despreciado y humillado, una noche, mientras todos dormían, prendió fuego al palacio. Las ruinas quemadas, azotadas por las olas durante siglos, quedaron reducidas a una gran roca negra que dio a la playa el nombre de La Fosca. Un paraíso con el que Marta González no ha dejado de soñar los últimos 15 años y en el que, como Pirene, hubiera construido su nido de amor.

PALAMÓS (BAIX EMPORDÀ) Longitud/anchura: 500  m. / 35 m. Tipo : Arena fina. Semiurbana Ocupación Alta. Catalogada con bandera azul. Dispone de acceso para minusválidos, lavabos, duchas  y servicio de alquiler de hamacas.

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