CARTAS DEL LECTOR

La conciliación de horarios escolares y los abuelos, en las cartas destacadas del 10 de febrero de 2016

"Los abuelos y las abuelas no son funcionarios y no están obligados a hacer lo que no les corresponde y han de poder decidir cómo vivir su vida jubilada¿, afirma Mario Cugat, presidente de FATEC

Un jubilado al lado de un bebé

Un jubilado al lado de un bebé / GUILLERMO MOLINER

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La tendencia a dejar en manos de los abuelos la atención y cuidado de los niños durante las horas que se reducen de la educación pública ocupa el primer lugar del 'top ten' de cartas de Entre Todos. A través de sus escritos, algunos lectores han querido dejar constancia de que lo de los abuelos con sus nietos es son vocación y devoción, pero no obligación,  y que, aunque sus nietos son una prioridad en sus vidas, tienen derecho a disponer de su tiempo libre de jubilidados. La tragedia de los refugiados y la entrega de los premios Goya son algunos otros temas que han despertado el interés de nuestros lectores.

1. Mario Cugat, presidente de Fatec (Federació d'Associacions de Gent Gran de Catalunya), pide en su carta ‘Los abuelos no tienen que cubrir el espacio de la jornada intensiva en la escuela’ tener en cuenta a los mayores para tomar decisiones en el colegio: “Los abuelos y las abuelas no son funcionarios y no están obligados a hacer lo que no les corresponde y han de poder decidir cómo vivir su vida jubilada”

2. Olga Hidalgo, de Barcelona, expresa en ‘INS Pere Ribot de Vilassar de Mar: Barracones, ¿dónde los ponemos?’ su temor por perder algunas actividades educativas por la instalación de aulas provisionales: “Los barracones no son un mal menor, sino un mal mayor que repercute en la calidad educativa.”

3. David Fernández, bombero de Cornellà de Llobregat, alerta en ‘Testimonio: otro niño refugiado con fatal destino en Lesbos’ sobre la dramática situación de los refugiados que llegan a Lesbos “Pertenezco a un grupo de apoyo a los voluntarios que trabajan en la tristemente famosa isla de Lesbos a la que ha llegado un niño con congelación en las dos manos. Sin asistencia urgente, el final es amputación o muerte.”

4. José Luis Posa, administrativo de Barcelona, reflexiona en ‘Refugiados: La sangre se cotiza por debajo del crudo’ sobre el sensacionalismo y la falta de contexto de los medios de comunicación occidentales: “Cada vez que una patera se hunde, cada vez que un niño perece ahogado, los medios de comunicación se vuelcan como buitres sobre la carnaza”

5. Simonetta Pegolo, administrativa de Barcelona, lamenta en ‘El deplorable nivel de los discursos de los Goya’ la falta de preparación de los premiados en la ceremonia de premios del cine español: “Fue un espectáculo vergonzoso ver cómo actores y actrices y otros premiados parecían no tener un discurso preparado, cuando eso hubiera sido lo más normal

6. Glória Guerrero, jubilada de Barcelona, comparte en ‘Homenaje a mi padre’ un sentido texto en recuerdo de su progenitor: “Mi padre murió el 18 de julio de 2015 a los 91 años, por eso ahora comprenderán porqué ese día “murió” esa “niña” con 66 años que soy yo. Nunca más me llamaría su niña

7.Cristina Martínez, administrativa de Lloret de Mar, escribe en ‘Mi dolorosa historia de amor’  sobre su experiencia emocional: “Mal amada, por quien un día te dio la vida, mal querida por quien te llevaba de la mano. Amas con dolor: él fue tu maestro y tu compañera, la tristeza.”

8. José Arbizu, jubilado de Santa Perpètua de Mogoda, enumera en '’Mamma Mia': un diez a la obra, un cero a la función’ los motivos organizativos por los que no pudo disfrutar del musical: “El arte del teatro merece un respeto, y allí se debe ir comido y bebido. Bastante hay que aguantar ya en los cines multisala. Esto no es el circo

9. Marta Contreras, estudiante de Gavà, reclama en ‘Dejemos el teléfono en casa y vivamos’ una menor atención a los dispositivos móviles: “La tecnología nos absorbe de manera exasperante. Ahora toda nuestra vida está relacionada a ella y lo peor de todo es que tenemos una dependencia emocional que no es real”

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10. Agustí Carbonell, de Sitges reivindica en ‘No hay nada como el diario de papel’ la prensa escrita en su formato impreso: “ir a comprar el diario cada día y tener contacto con la persona que lo vende es mucho más humano que hacer un clic en un ordenador.” 

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