«El 2CV es algo más que un coche, es una cosa rara»

El Charleston de la foto es el sexto 2CV en la vida de Francesc Giralt; por lo que representa, siempre tuvo el mismo coche

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«El 2CV es algo más que un coche, es una cosa rara»_MEDIA_1 / ÁLVARO MONGE

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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La matrícula de su primer Citroën 2CV Francesc Giralt la recita de memoria («B-400959»), con todo y que ha tenido otros cinco desde entonces. No se olvida al primer amor. El último, y el que siempre tendrá esa categoría, es un modelo Charleston de finales de los 80, fabricado poco antes de que se clausurara la producción. Evidentemente, no es casualidad que durante gran parte de su vida Giralt haya comprado seis veces el mismo coche.

-Hablemos de ese primero. ¿De cuándo estamos hablando?

-Hablamos de cuando yo tenía 20 años. Entonces me dieron mi primer trabajo, y resulta que para trabajar necesitaba un coche.

-¿Lo supo enseguida, que sería un 2CV?

-Yo lo compré porque era un símbolo 'progre', antifranquista. Ahora bien, todo hay que decirlo, era un dos caballos vulgar, gris, de segunda mano, porque yo, claro, yo no tenía céntimos para comprarme uno nuevo. Pero si he tenido toda la vida este tipo de coche es por eso, porque es un símbolo. Le tocaba y la sigue tocando la pera a mucha gente.

-Hombre. Es una fidelidad notable.

-Hay algo más que me gusta y es que a partir de cierta edad se supone que el 'dos caballos' ya no es el coche que toca tener. Se supone que hay que pasar a un coche serio. Pues no.

-No lo usará a diario, ¿o sí?

-No, no. Los chicos crecieron y ya no era plan ir a diario en el 2CV. Además, a veces por trabajo tenía que ir a Madrid, y en un coche de estos es muy complicado. No, a partir de un momento tuvmos en casa otro coche para movernos a diario, pero yo nunca renuncié al 2CV. Siempre ha habido uno en casa.

-¿Cuándo lo saca, entonces?

-Bueno, los fines de semana, sobre todo. Le digo a mi mujer: «Venga, vamos un rato a hacer el indio», y conduzco por el centro de Barcelona: Rambla Catalunya, la Rambla... Los sitios por donde se puede circular despacio.

-Ah. Exhibiéndose.

-¡Claro, hombre! Es muy divertido, la gente se gira por la calle, me gritan, me aplauden. O me hacen fotos, también. Porque le voy a decir una cosa: en Barcelona se pueden ver 'dos caballos', pero un modelo Charleston, como este, yo le diría que solo hay el mío.

-Cuando habla de hacer el indio…

-Sí, un poco. Cuando me siento en el 2CV, como tiene la suspensión que tiene, yo me siento y retrocedo 30 años. Y conduzco como hace 30 años, haciendo un poco más el indio, ya sabe: si la curva hay que cogerla a 40, la cojo a 45, je, je. Porque te lo permite. Siempre respetando la normativa, eso sí.

-Hay clubes de gente que tiene este coche, supongo.

-Sí, claro, hay varios, pero no es lo mío. El tema gregario nunca fue lo mío. Yo prefiero disfrutar de mi afición en solitario.

-¿Es de los que no le dejan el coche a nadie?

-Este Charleston la única persona que lo ha conducido aparte de mí es mi mujer. Mis hijos nunca me lo han pedido, pero supongo que se los dejaría, ya son mayores.

-Dígame, ¿lo tacharía de coche mítico?

-¡Y tanto! Y le voy a decir una cosa: para mí es mucho más mítico que el 600. Porque significa más cosas. El 600 era el coche que un padre de familia se podía permitir para salir con la familia de excursión, de viaje. El 2CV también, pero es que el 2CV es algo más que un coche: el 2CV es una cosa rara.

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