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Sylla Fatoumata: «La falta de recursos es nuestro combate diario»

Oftalmóloga pediátrica de Mali. Gracias a Ulls del Món Sylla Fatoumata ha estado dos meses en Barcelona para perfeccionar sus técnicas

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«La falta de recursos es nuestro combate diario»_MEDIA_1 / ELISENDA PONS

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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Reducir la ceguera evitable en el mundo es la diana principal de la fundación Ulls del Món. Para ello nació en el 2001 por iniciativa de Rafael Ribó -actual Síndic de Greuges- y Borja Corcóstegui -oftalmólogo experto en retina y cofundador y director médico del IMO (Instituto de Microcirugía Ocular)-. En la visita de ambos a los campos de refugiados saharauis de Algeria constataron la necesidad de prestar atención a la salud ocular de la población local. Ulls del Món envía profesionales a diferentes países, y ayuda a perfeccionar sus técnicas a oftalmólogos locales, como Sylla Fatoumata (Bamako, 1970), que ha venido a hacerlo a Barcelona.

-¿Qué se lleva de su experiencia aquí? Todo. He aprendido lo inimaginable. La primera semana estuve con la doctora Noguer, que había estado en el Instituto de Oftalmología Tropical de África (IOTA), en Mali. Después pasé cuatro semanas en el IMO y las últimas tres semanas he estado en el Hospital de Sant Joan de Déu. He asistido a intervenciones, y técnicamente me llevo conmigo un gran aprendizaje para mejorar ciertas operaciones. Comparar los métodos de la práctica aquí me hace tomar nota de algunos trucos que me beneficiarán.

-¿Cuáles son las principales necesidades en salud ocular en su país, Mali? Por un lado, necesitamos formar a más profesionales. Somos solo dos oftalmólogos pediátricos para 16 millones de habitantes, y el 50% de la población es menor de 20 años. Y nuestro segundo gran problema es la falta de recursos materiales, en los centros de atención y en las familias. El 70% de ellas no pueden costearse las operaciones de sus hijos. Aquí, en España, tal vez no todo el mundo sea consciente de ello, pero tenéis una suerte enorme.

-¿Cómo resuelven las emergencias en su país? En situaciones extremas, los servicios sociales intervienen, pero su presupuesto solo llega para poquísimos enfermos. No hay nada más frustrante que ver a unos padres volver a casa con su hijo sin haberlo podido operar. La salud es responsabilidad del Estado, por eso animamos a las familias a crear asociaciones y que sean ellas las que presionen al Ministerio de Salud. La falta de recursos es nuestro combate diario.

-La labor de entidades como Ulls del Món, entonces, debe ser considerada un puntal de esperanza por ustedes. Totalmente. Con el proyecto Ulls de Mali -creado por Ulls del Món en el 2009 en la región de Mopti, al norte de Mali- ya han enviado a diversos especialistas al IOTA, ayudan a operar de cataratas a indigentes y, en oftalmología pediátrica, también nos apoyan. El problema ahora es que la inseguridad en mi país frena la posibilidad de que oftalmólogos de Europa vengan a ayudarnos. Y es una lástima, porque de ese modo avanzamos mucho, porque mientras aprendemos operamos a mucha más gente, pero ahora venir es peligroso.

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-¿Cuáles son las principales afectaciones oculares pediátricas que atiende? Sobre todo veo conjuntivitis, cataratas, glaucoma y estrabismo. Eso es lo más frecuente. Pero, desgraciadamente, todavía hay muchos menores a los que nos traen demasiado tarde y ya no podemos hacer nada por ellos, como sucede en algunos casos de cáncer ocular. Por eso con Ulls del Món también hacemos campañas de sensibilización de las familias y profesores, para detectar cuanto antes anomalías en los ojos de los niños y niñas.

-¿Tan difíciles de detectar son? Bueno, en mi país contamos también con el lastre de las creencias populares. Ciertas enfermedades se perciben como castigo y no como enfermedad, y no llegan a urgencias, o llegan tarde. Por ejemplo, manchas blancas en los ojos del niño, que puede ser cáncer, dicen que es por culpa del bebé, que se atrevió a abrir los ojos en el útero.