Europa, lugar de acogida

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Eric Vázquez

Me disgusta que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, muestre a España como víctima de la inmigración, pese a que las víctimas son única y exclusivamente las personas supervivientes de la miseria y la violencia. Me enoja que distinga a España como la víctima solitaria y abandonada a su suerte, cuando solo la ciudad de Berlín, por ejemplo, acogió en el último año a más de 9.000 refugiados (el 5% de Alemania). Al ministro le molesta que entren inmigrantes, pero nadie se responsabiliza de los miles de españoles que cruzan la frontera por falta de oportunidades en su país. Europa no puede sufrir de nuevo la pérdida de humanidad que describía Primo Levi. Como subrayó recientemente el jefe superior de Policía de Berlín, Klaus Kandt, «quienes llegan no son criminales, sino refugiados». Yo no me considero víctima de chechenos ni kurdos. Al contrario, me siento hermanado con quienes son expulsados de su heimat y hogar. Ni Europa ni el ministro del Interior deben eludir su responsabilidad política. Es necesario extender una cultura de acogida basada en los derechos humanos, sin que la burocracia ni los orígenes sean obstáculo para la integración de las personas que buscan refugio en Europa.