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"Se me ha roto el sueño de pescar, pero no renuncio"

Elisabet Casanova, pescadora, mecánica naval y patrona, orrganiza viajes a la carta por la desembocadura del Ebro y la Costa Daurada

Elisabet Casanova, pescadora y patrona de la Marina Mercante, ahora pasea turistas por el Ebro.

Elisabet Casanova, pescadora y patrona de la Marina Mercante, ahora pasea turistas por el Ebro. / JOAN REVILLAS

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Olga Merino
Olga Merino

Periodista y escritora

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La de Elisabet Casanova Costes (Deltebre, Baix Ebre, 1978) es la historia de una pasión. Acaba de montar la empresa Xàrter Nàutic Eli tras muchas decepciones. 

- Cuando terminé mis estudios de capacitación náutica, estuve con mi padre en la pesca durante 15 años, los más felices de mi vida aunque estuve a punto de perderla.

- ¿Qué sucedió? -Un día, la red se nos enganchó en el fondo y me cayó encima la maquinilla que la recoge, una pieza que pesa unos 500 kilos. 

-¡Oh! -Me partió el hígado, donde llevo 50 puntos. Estuve muy grave pero, en cuanto me recuperé, me sentí más fuerte y tuve aún más claro que era el oficio de mi vida.

- ¿Volvió a la barca? -Sí, volví a la Mena pese a las reticencias de mi padre, que se culpaba mientras yo me debatía entre la vida y la muerte. Se arrancó las uñas quitándome de encima la maquinilla.

-¿Por qué esa pasión arrebatada? -Por la sensación de libertad, porque cada día es una aventura, por ser mi propia jefa. Me llevaba muy bien con mi padre; la gente nos decía: «On va la corda, va el poal».

- Bonito dicho. -Era feliz trabajando para la empresa de casa. Pero, por una desgracia familiar, tuve que dejar de pescar con mi padre y, al buscar faena en otro barco de pesca, afloró el machismo, que me apartó de lo había sido mi vida hasta entonces.

-Cuente, por favor. -Recopilé una colección de frases con las que me negaban el trabajo: "Ella nunca será tan fuerte como nosotros"; "¿dónde harás pipí?"; "¿y cuando tengas la regla, ¿qué?" Y otra: "Ya me dirás cómo le explico a mi esposa que embarco a una mujer con la cantidad de hombres parados que hay".

- Machismo blanco y en botella. -A final, conseguí trabajo en una empresa de pasaje que hacía viajes por el Ebro. No era lo mío, pero…

- Algo es algo. -Volvió a darse la misma historia y no solo entre mis compañeros. Los pasajeros me decían cosas del tipo: «¡No me digas que vas a ser tú quien lleve este catamarán!»

- ¿Por qué no volvió a la pesca sola? -Necesitaría contratar a un marinero, ¿y a quién? ¿A un hombre? ¿O a una mujer a la que nunca encontraré?

-Ya. -Aparte del salario del marinero, me resultaría inviable económicamente comprar la barca y los aparejos de pesca. Además, el turismo da más dinero.

- Sucede en todas partes, sí. -De manera que decidí montar mi propia empresa como autónoma y me dedico a hacer viajes a lo largo del Ebro, la desembocadura y la Costa Daurada. Lo hago sola.

 

-Así está en contacto con el mar. -A los pasajeros les encanta cuando les hablo de mi experiencia en la pesca. Se me ha roto el sueño de pescar, pero no renuncio a que un día pueda volver a hacerlo.

 

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- Ha sido mamá hace poco. -Tuve a mi primer hijo el 30 de diciembre. ¿Se figura que estuviera contratada por una empresa? Una patrona de barco embarazada o de baja maternal, ¿se lo imagina?

- Debo hacer un esfuerzo considerable. - Soy mujer y estoy muy orgullosa de mi profesión. Como digo yo, pescadora no s’aprèn, se naix. Quince días atrás, se hizo un homenaje en el Parlament a las mujeres del mundo rural y marítimo y me sentí muy satisfecha de que me llamaran.