MANUEL CANO . HOSPITAL DE PALAMÓS

«La doctora dijo que era ansiedad, pero era un infarto»

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«La doctora dijo que era ansiedad, pero era un infarto»_MEDIA_1 / JOAN CORTADELLAS

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El pasado lunes, Manuel Cano, de 73 años, fue intervenido en los quirófanos de cirugía cardiaca del Hospital del Vall d'Hebron, donde le colocaron una válvula mitral de material biológico y le «repararon» una segunda válvula, explicó minutos después de la intervención su hijo, José Manuel Cano (en la foto). «La intención de los cirujanos era hacerle también un baipás, pero no han podido porque todo está muy delicado», relató el hijo del paciente. En opinión de José Manuel Cano, el deterioro cardiaco que sufre su padre se debe, en parte, a las «ocho horas» que permaneció en el Hospital Comarcal de Palamós la noche del 8 de junio, cuando ingresó en urgencias.

«Nos atendió una doctora, creo que poco experimentada, que nos dijo que mi padre tenía ansiedad», recuerda José Manuel. «Él se ahogaba, le costaba llenar los pulmones de aire, y sentía dolor en el pecho -prosigue-. Mi madre le insistía a la doctora en que le hicieran un electrocardiograma, pero siguieron  negándose». A la mañana siguiente, cuando cambió el turno de guardia del personal sanitario, un doctor realizó a Manuel Cano el electrocardiograma, que reveló que estaba sufriendo un infarto de miocardio de lenta evolución. «La primera doctora nos reconoció que se había equivocado», asegura José Manuel.

El paciente fue trasladado al Hospital Josep Trueta de Girona, donde le practicaron un cateterismo -introducción de cánulas que abren el paso en las arterias- y le detectaron que una válvula cardiaca estaba «deforme». Acto seguido lo enviaron a casa. Dos días después, una nueva crisis cardiaca llevó a Manuel a su centro de asistencia primaria (CAP), desde donde directamente fue derivado al Hospital del Vall d'Hebron. «Nos informaron de que era el hospital adecuado para hacer una cirugía cardiaca compleja», relata su hijo.

Sin camas en la uci

En el Vall d'Hebron les comunicaron que la intervención quirúrgica se realizaría el 9 de julio, pero esa programación coincidió con los días de «lleno inusual» en urgencias, según relató la dirección del hospital, con la consiguiente imposibilidad de liberar una unidad de cuidados intensivos (uci), imprescindible para la cirugía cardiaca.

«Mi padre tuvo que esperar cinco días más, hasta que el lunes pasado, día 14, quedó libre una uci -prosigue José Manuel Cano-. Sigo pensando que si en Palamós no hubieran tardado tanto en detectar el infarto, el corazón de mi padre no estaría tan delicado y todo hubiera sido más sencillo». Asegura que, con anterioridad a este episodio, su padre no había tenido ningún malestar cardiaco.

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Considera, asimismo, que el personal médico de los hospitales comarcales, como es el caso del de Palamós, no es «tan cualificado» como el que ejerce en los centros de Barcelona, lo cual, entiende, es una «injusticia».

«La atención médica en el Vall d'Hebron ha sido perfecta, de no ser por los días de demora», reitera el hijo del paciente. «En la sanidad pública catalana faltan camas y faltan ucis -concluye José Manuel Cano-. Cuando has de estar cinco días esperando a que quede una libre, encontrándote tan mal como estaba mi padre, te das cuenta de lo que sufre la gente que se lamentan de las urgencias». Ninguno de los pacientes que han expresado a este diario sus quejas por la saturación de los servicios han incluido en sus denuncias la atención médica y sanitaria recibida, con la cual se muestran agradecidos.