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«Si lo dejo, sé que muero»

Antonio Bailo, trasplantado bipulmonar de 58 años, toma una media de 15 pastillas al día

Antonio Bailo, trasplantado de los pulmones, es un paciente crónico que toma 15 pastillas al día. / MÒNICA TUDELA

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I. S. H.
BARCELONA

Advagraf, Cellcee, Escitalopran, Seguril, Urbason, Pritor, Adiro, Ideos, Zitromicina, Acfol, Simvastatina, Septrim, Ambisome, Colistina y Anagastra. De corrido, Antonio Bailo enumera su lista particular: la de los medicamentos que toma a diario. Este aragonés de Binéfar, administrativo prejubilado y afincado en Barcelona, tiene dos edades: 58 años (la que dice el DNI) y los cuatro años que cumplirá el 26 de febrero y que corresponden a la«segunda vida» que le proporcionó una intervención en el Hospital del Vall d'Hebron.«Soy trasplantado bipulmonar»,afirma. Una nueva vida que, entre otras cosas, viene marcada por una cifra: las 15 pastillas diarias que forman la medicación a la que no puede renunciar. Son muchas (fueron más; al salir del hospital tomaba 25) pero Antonio no tiene dudas: vale la pena.

No, él no tiene noticias del programa impulsado por un grupo de médicos de Barcelona cara a retirar pastillas a enfermos crónicos.«Nunca he puesto en duda la medicación de mi especialista. Sé que él mismo, cuando pueda, la reducirá, como ha hecho hasta ahora»,dice. De momento es difícil planteárselo, ya que parte de la medicación (los inmunosupresores, por ejemplo) es para toda la vida, y otros fármacos son para evitar complicaciones que pueden ir surgiendo: hipertensión, colesterol, disfunciones renales, falta de calcio, infecciones... Unos tocan una vez al día; otros, dos veces; y otros, en días alternos.

«Soy drogodependiente, pero si lo dejo, moriré»,suelta con humor Antonio. Y, aceptada esta premisa, ¿cómo organizarse?«El primer y el segundo año llevas un libro de control diario»,explica. Cuatro años después, sus instrumentos de control son rutinas horarias, responsabilidad... y un pastillero.

Organización

«Todos los días me levanto a las ocho de la mañana y ya me tomo la primera entrega»,describe. Después de desayunar, le toca la segunda tanda. Así puede salir de casa sin pastillas en el bolsillo y sin miedo a olvidar nada. «El domingo por la tarde suelo dedicar un cuarto de hora a organizar el pastillero para toda la semana»,explica Antonio, aunque confiesa que ahora se lo prepara Núria, su futura mujer

-el próximo mayo se casará«por segunda vez»-. Y no se va de vacaciones sin tres cosas básicas, y por este orden:«La medicación, la mujer y la maleta», dice entre risas.

Unas risas terapéuticas, ya que en su situación el humor es imprescindible, casi tanto como la medicación. Tras su trasplante se confiesa más activo e implicado que nunca (es secretario de Aire, la Associació Catalana de Pacients amb Malatia Respiratòria i Trasplantament Pulmonar). Antonio toma 15 pastillas diarias, pero se siente bien.

«Hoy estoy vivo... mañana, ya veremos».Si puede tomar menos, mejor, pero la última palabra la tiene el médico.

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