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Cristina Cabrera: «Nunca creí que Pedro Sánchez me llamaría»

Madre luchadora y resiliente. Un golpe de azar durante el rodaje del programa 'Salvados' le enderezó la vida.

Cristina Cabrera, en su centro de estética del barrio de Les Corts.

Cristina Cabrera, en su centro de estética del barrio de Les Corts. / ELISENDA PONS

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Olga Merino
Olga Merino

Periodista y escritora

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Eran las once de la mañana de un día de diciembre de 2015. Cristina Cabrera Jiménez (Barcelona, 1973) salía del portal de su casa, en el Turó de la Peira, con una bolsa de basura hacia el contenedor cuando se topó en ese instante con Jordi Évole y el equipo de Salvados, que estaban rodando un programa con Pedro Sánchez, candidato socialista a las elecciones que se aproximaban. La casualidad o un malabarismo del destino.  

–Empezaré a contarle mi historia desde el principio: yo me casé, tuve dos hijos y mi matrimonio fue bien hasta que mi marido empezó a demostrar quién era en verdad. Quería tenerme sometida, atada a la casa y los niños. Soy una mujer maltratada; yo y mi hijo. Maltrato físico y psicológico.

-Lo lamento. Me destrozó la autoestima. Para tratar de pensar en otra cosa, empecé a hacer cursos de quiromasajista y esteticista, sin saber muy bien para qué.

–Su mente buscaba una vía de escape. La policía vino más de una vez a casa, pero tuve mucho miedo y acabé retirando la denuncia. Después de casi siete años de aguantar, de ir haciendo esos cursos poco a poco, tomé la decisión de separarme.

–Un paso valiente. Después de separada, volvió a pegarme. Pero me gustaría que mi testimonio sirviera para convencer a otras mujeres de que se puede salir de ese infierno.

–Ojalá sirva. Le cedí la empresa de limpieza que teníamos y él se marchó de casa pero dejándome un montón de deudas. Me debe, además, 70.000 euros en pensiones. El piso se lo quedó el banco y acabé casi enferma.

–¿Cómo se las apañaba? Limpiando casas y con comida de Cáritas. La asistenta social también me ayudó, y pude quedarme en el piso gracias a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

–Hasta el día de marras. Me crucé con Jordi Évole con las cámaras, me paró y me pidió si podía hacerme unas preguntas junto con Pedro Sánchez. Me preguntaron qué pensaba yo del PSOE.

–¿Qué respondió? Que hacía tiempo que yo no votaba a nadie y que mis padres habían sido votantes socialistas de toda la vida pero que ya no volverían a hacerlo por decepción. Le dije a Pedro Sánchez que, como era imposible vivir con lo que ganábamos, a ver si le daban la vuelta al asunto.

–¿Le contó su historia personal? En dos minutos, y que estaba a punto del desahucio. Pedro Sánchez me dijo que me pondría en contacto con la entonces concejala de Nou Barris, Carmen Andrés.

–¿Le pidió el teléfono? Sí. Se lo grabó en el móvil, y yo flipando.

 

–No daba un duro, claro. Qué va. Estaba convencida de que no se acordaría de mí… Esas Navidades lo pasamos fatal, pero, pasado el día de Reyes, recibí una llamada del Ayuntamiento.

–Increíble. Carmen Andrés me llamaba de parte de Sánchez para tener encuentro conmigo. 

–¿De qué manera le echaron una mano? Me pusieron en contacto con el servicio de auto-ocupación de Trinijove y la Obra Social La Caixa, donde me enseñaron a hacer un plan de empresa y buscar las fórmulas para financiarlo.

–Abrió un centro de estética. Encontré un local en Les Corts, y por suerte el dueño me mantuvo el alquiler. Por 9.000 euros pude montarlo, sencillito.

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–¿Cómo le va? No me quejo. Trabajo mucho, unas 12 horas al día. El problema es que tengo que seguir pagando las deudas de mi exmarido.

–De no ser por aquel encuentro... Nada. Algún día me gustaría darle las gracias en persona a Pedro Sánchez. Tenía que cambiarme la vida y él estaba ahí.