PUENTE COLGANTE DE RUPIT

Como Indiana

Para Luis Rodríguez, Rupit sigue fiel a sí mismo, con sus casas de piedra, sus fachadas del medievo, sus balcones floridos, sus cortinas de cuadros

Un hombre observa el puente colgante de Rupit.

Un hombre observa el puente colgante de Rupit. / JOAN CORTADELLAS

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JANIRA GÓMEZ MUÑOZ

Para sus cortas edades, entre diez y quince años, salían de casa cargados. Llevaban a cuestas varias tiendas de campaña y sacos de dormir, algunos fogones para calentar comida, una muda -lo que duraba la excursión, un fin de semana- y entre todos esos bultos, hasta le encontraban espacio a una guitarra. Así salía de L'Hospitalet el Agrupament Escolta Natura i Vida del que Luis Rodríguez formaba parte cuando era niño. Aunque la carga más liviana era la ilusión de pasar un par de días fuera de la ciudad sin padres, coger el tren y amanecer en Rupit, el destino favorito de todos cuando se preguntaban: "Y bien, ¿a qué rincón de Catalunya vamos esta vez?", Y todos respondían: "Rupit y Pruit, Rupit y Pruit", como invocando un hechizo. Entonces Luis, al despertar, se calzaba sus zapatos y se convertía en un Indiana Jones 'avant la lettre'. Pues en invierno, que era cuando iban a Rupit, había que ser un aventurero para recorrer el puente colgante sin látigo, mientras el agua helada del río corría por debajo con toda su furia.

Pero la aventura no acababa en el puente, ni en los prados en los que acampaban bajo las estrellas y en los que hoy, por exceso, ya no se puede dormitar. El objetivo era pasárselo bien y jugar. Y con esa actitud natural, de niño, se adentraban en los bosques, descubrían saltos de agua y a veces, solo a veces, cometían la locura de caer por un peñasco del que no se daban detalles al volver a casa. Un Jones como era Luis no podía reconocer esas temeridades. Como tampoco se preocupaba por saber el nombre de ese hermoso valle, la Vall de Sau Collsacabra, o esa iglesia tan misteriosa, la iglesia de Sant Miquel. Le bastaba con ver la naturaleza de las cosas y vivir grandes aventuras en el reino de Rupit.

A sus 53 años, Luis recuerda con alegría aquella infancia y aquella forma de visitar los lugares. Por suerte, Rupit sigue siendo la misma. Con sus casas de piedra integradas en las rocas, con sus fachadas del medievo, con sus balcones floridos y sus cortinas de cuadros. Todo perfecto, todo colocado con el cariño de unos habitantes que la cuidan porque es suya y porque viven gracias a ella.

Su belleza sigue atrayendo a excursionistas. Como los de antes, recuerda Dolors Font, que llegaban al bar-cafetería El Tarota que regentaban sus padres y que ahora con 42 años ella ha vuelto a administrar, y les pedían cacerolas o echaban una partida al futbolín. O de nuevo cuño, los franceses, ingleses y rusos que pretenden embotellar un poco de la paz de este pequeño lugar en el que late armonía por todos los costados y llevársela se regreso a sus casas.

Durante el fin de semana, el Forn de Pa l'Era de Lourdes Marçal (53 años) está muy concurrido. De su horno de leña no paran de salir cocas, 'carquinyolis' pan con olor a pan. Una delicia.

Durante la semana Rupit es pura tranquilidad. El mejor casal para los niños, considera Dolors, y el mejor lugar para tomarse un respiro y disfrutar del silencio. En compañía, seguro, de India y Kenia,  a los que todos en el pueblo conocen y que siguen a todo aquel dispuesto a darles una caricia perruna y un poco de agua que les refresque las orejas. Seguro que de habérselos encontrado, al Luis Indiana Jones del pasado le hubieran parecido unas criaturas salvajes a las que habría que rescatar de las garras del algún malvado cazatesoros sin entrañas. Este villano andaría por Rupit buscando descubrir el elixir eterno de su encanto, sin saber que no es otro que el amor de su gente.

ACCESOS

Coche: Por la C-17, autovía de Vic, y luego la C-153, dirección Olot.

Autobús: Desde Barcelona, con el servicio de Sagalés.

ALOJAMIENTO

El Hostal Estrella es un lugar céntrico y familiar de cocina catalana. Cerca están los bungalós de Rupit Park. Ambos por 100 euros de media la noche.

INTERÉS TURÍSTICO

El Salt de Sallent es una de las rutas especiales por la espectacular caída del agua, sobre todo en época de lluvias. A 30 minutos a pie desde Rupit.

CA L'AMPLE BOTIGA

La tienda de Estrella Dorca es una joya del tiempo donde las abejas dan una dulce bienvenida. En ella se pueden encontrar desde 'souvenirs' a cremas.

INFORMACIÓN TURÍSTICA

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http://www.rupitpruit.cat/

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