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Azuquahe Pérez: «Los relojes cuentan lo que el alzhéimer hace»

Pacientes de alzhéimer y más demencias ayudan con sus dibujos a este neurólogo de La Palma a dar voz a la enfermedad

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zentauroepp40199169 azuquahe perez contra contraportada170920173040 / FERRAN NADEU

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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¿Qué es la vida sin conciencia? ¿Se puede ser consciente sin memoria, o recordar sin ser conscientes? ¿Qué es el tiempo sin la conciencia de él? Esferas de reloj, completas o inconclusas dibujadas por pacientes con alzhéimer y otras demencias podrían inspirar esas cuestiones. El Museo Archivo Histórico de la SEN (Sociedad Española de Neurología, Via Laietana, 57, principal 2ª), en Barcelona, muestra esas imágenes hechas por pacientes del Hospital General de La Palma (Canarias). El neurólogo Azuquahe Pérez Hernández (Fuencaliente de La Palma, 1982) creyó que esos dibujos serían una buena manera de mostrar el rastro de las demencias.

–¿Por qué relojes?

–El test del reloj es una prueba de cribado, de detección, que se realiza de forma inicial en pacientes en los que se sospecha un deterioro cognitivo. Que yo tenga constancia, se usa desde finales de los años 50.

–El reloj pasa de ser un medidor del tiempo a medir la pérdida. ¿Qué se pierde?

–El dibujo de un reloj es suficientemente complejo para que la persona demuestre si mantiene intactas las funciones cognitivas, que es capaz de entender la orden que le damos, centrar su atención en la tarea evitando distraerse, capaz de planificar cómo va a hacerlo, y hacerlo correctamente, estableciendo bien proporciones y lugares.

–¿Ha vivido el alzhéimer en su familia?

–Sí. Mi abuela paterna, Marina, tras la muerte de mi abuelo –yo tenía 8 o 10 años–, empezó a tener despistes, luego olvidos que fueron a más, y poco después fue incapaz de recordar nuestros nombres. No me acuerdo bien del inicio de la enfermedad, pero sí de cómo fue evolucionando y la cambió, a ella y a toda mi familia. A los pequeños nos lo hicieron vivir con mucha naturalidad.

–Es la enfermedad de toda la familia.

–Sí, un paciente con demencia es un paciente frágil, pero también tenemos que cuidar a los cuidadores. Me gustaría decir que es algo que controlamos y podemos abarcar en cada paciente, pero al menos en nuestro caso esa labor depende en gran parte de asociaciones como AFA La Palma. En ese sentido hacen un trabajo maravilloso.

–¿Usted ve muchos casos de alzhéimer en la isla de La Palma?

–Yo soy neurólogo general, y veo a diario pacientes con patologías neurológicas de todo tipo, no solo demencias. Pero, por las características de La Palma, con una población mayor de 65 años por encima del 20%, donde la prevalencia de esas enfermedades es muy alta, nos hemos centrado en las patologías neurodegenerativas, sobre todo párkinson y alzhéimer. Hemos logrado consultas específicas sobre ello.

–Enfermedades como el alzhéimer, que hoy celebra su día mundial, tienen en cada paciente un microscopio que suma información a la investigación global. También desde una isla como La Palma.

–Desde el Hospital General de La Palma colaboramos con profesionales del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, y a través de él, con la Universidad de La Laguna. Y yo soy divulgador científico, colaboro con la plataforma Naukas [www.naukas.com] y desarrollo proyectos educativos y de concienciación ciudadana para dar a conocer las enfermedades neurológicas entre la población general. Pero la investigación es una de las claras carencias que tenemos y que queremos remediar.

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–La exposición Los relojes tienen un horario que cumplir, que tiene también su versión en libro (editado por Next Door Publishers y Jot Down Books), ¿qué busca?

–Explicar de manera visual qué sucede en la enfermedad. Los relojes cuentan lo que el alzhéimer y las otras demencias hacen. Nació como proyecto de divulgación local, pero en el mundo hay unos 47,5 millones de personas con demencia. España es el tercer país con mayor prevalencia.