LOS CANDIDATOS A LA VICEPRESIDENCIA

Biden da un respiro a Obama arrinconando a Ryan en un debate vibrante

La economía y la política exterior acaparan un intercambio agresivo y sustancial

Joe Biden y Paul Ryan, antes del debate de los candidatos a vicepresidente.

Joe Biden y Paul Ryan, antes del debate de los candidatos a vicepresidente. / HB/KR

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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No decepcionó el debate entre los candidatos a la vicepresidencia de EEUU, dos veteranos de Washington que se reivindicaron como políticos de altura durante noventa minutos vibrantes, sustanciosos y, a menudo, broncos. Joe Biden marcó el tono de la noche con intercambios directos, apasionados y agresivos que trataron de arrinconar a Paul Ryan y hacer sangre de los deslices verbales y las inconsistencias de la candidatura que forma junto a Mitt Romney. El republicano no se amilanó y mantuvo el tipo como pudo, subrayando las promesas incumplidas por la Administración de Obama.

Era Biden quien más se jugaba después de la pobre actuación del presidente Barack Obama en el primer debate presidencial, un episodio que ha dado un vuelco a las encuestas devolviendo la credibilidad a la candidatura republicana. Y el veterano ex senador de Delaware, una generación mayor que Ryan, salió al plató con la energía y convicción que le faltó a su jefe hace 10 días. Eso le pedían los demócratas, y Biden no defraudó.

Estuvo cómodo, aunque seguramente le perdieron las formas. Interrumpió continuamente y fue puntuando las respuestas de Ryan con interjecciones como "palabrería" o "nada de lo que dice es verdad". Y le sobró teatralidad, al esbozar cada vez que hablaba su oponente una sonrisa incrédula y sarcástica que, en ocasiones, resultó paternalista y condescendiente.

"Deja de decirme sobre cuánto te preocupa la gente. Muéstrame algo. Muéstrarme políticas de las que podáis atribuiros la responsabilidad", le dijo Biden a un Ryan que en ningún momento perdió la compostura. Y eso que no lo tuvo fácil. A diferencia de la pasividad exhibida por Obama en el primer debate, en el que según sus propias palabras estuvo "demasiado educado", Biden hurgó en todas las heridas de la campaña republicana. Desde las ideas de Romney para dejar que la industria del automóvil se declarara en bancarrota a sus famosos comentarios despectivos sobre el 47% de los estadounidenses que supuestamente dependen del Gobierno.

La política exterior

"Esta gente es mi madre y mi padre, la gente con la que crecí, mis vecinos. Y ellos pagan más impuestos proporcionalmente que Romney". Ese momento dio pie a la frase más inspirada de la noche. "El vicepresidente sabe perfectamente que hay veces en que las palabras no salen de la boca de la forma que a uno le gustaría", le respondió Ryan entre las risas del público aludiendo a los frecuentes deslices que forman ya parte de la identidad de Biden.

Además de la economía o el aborto, se abordó por primera vez la política exterior, desde Irán a Siria, pasando por de Irak o el repliegue de Afganistán. Y pese a no tener experiencia y competir contra un peso pesado en la materia, Ryan estuvo a la altura. El republicano le reprochó a su Administración que no dijera durante dos semanas la verdad sobre los motivos y los autores del ataque a la embajada en Bengazi (Libia) y le acusó de dejar en manos de Naciones Unidas y del veto ruso la política para resolver el conflicto sirio. Inclusó llegó a decir que Obama trató de bloquear las sanciones contra Irán aprobadas por el Congreso y añadió que sus amenazas para impedir que desarrolle armas atómicas no resultan creíbles. "Lo que estamos viendo en nuestras televisiones es la descomposición de la política exterior de Obama", dijo el aspirante republicano.

Pero Ryan no logró esgrimir diferencias sustanciales entre la política exterior de su candidatura y la del presidente. Cuando Biden le preguntó qué harían diferente en Siria, se salió por la tangente. "Han visto como nunca contesta a la pregunta", incidió el demócrata.

Biden, lección aprendida

Como hizo Romney durante el primer debate, su escudero trató de transmitir una imagen de moderación, pese a la insistencia de Biden en sembrar dudas sobre sus intenciones respecto a las pensiones o la sanidad pública para los mayores y los pobres. Ryan es el arquitecto de los planes fiscales de los republicanos, un halcón del déficit que disfruta con los números, pero que supo maniobrar sin perderse en detalles farragosos.

Biden venía con la lección aprendida y puso en evidencia la hipocresía de los republicanos al recordar que fue su partido el que creó la deuda actual con dos guerras y una factura sanitaria a cuenta de la tarjeta de crédito. “Hablan de la Gran Recesión como si hubiera caído del cielo”, dijo. “Y ahora, de repente, se escandalizan preocupados por una deuda que ellos crearon”.

Los debates de vicepresidentes raramente alteran las carreras presidenciales, pero el de anoche sirvió para dos cosas. Por un lado, para volver a dar energía a las bases demócratas tras la decepción de Obama y, por otra, para dar entidad a la figura de Ryan como potencial vicepresidente. Seguramente Biden ganó cómodamente a los puntos, aunque no todo el mundo lo cree así. Una encuesta de la CNN publicada pocos minutos después dio como ganador a Ryan con el 48% de la opinión de los encuestados frente al 44% de Biden.