LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Wall Street da la espalda a la campaña de Obama y apuesta por la victoria de Romney

La reforma financiera ha impulsado al sector a cambiar de bando y a apoyar al candidato republicano

El multimillonario Donald Trump saluda a Mitt Romney, el día que oficializó su apoyo al candidato republicano, el pasado febrero.

El multimillonario Donald Trump saluda a Mitt Romney, el día que oficializó su apoyo al candidato republicano, el pasado febrero. / SAV

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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Entre los cinco mayores donantes a la campaña de Mitt Romney hay cinco grandes bancos. Entre los del presidenteBarack Obama, ninguno. El dato sirve para corroborar el volantazo que ha dado la industria financiera en los últimos cuatro años. De ser el segunda industria más generosa con el candidato del 'Yes, we can' en el 2008,Wall Street ha pasado a gritar a los cuatro vientos 'No, we can¿t'. En los pasillos de los grandes bancos no se olvida lareforma financiera pero tampoco laretórica utilizada contra ellos por el presidente y su partido durante la infinita resaca de lacrisis. Si alguien pensaba que el dinero no tiene sentimientos, se equivocaba.

Ningún caso ilustra mejor elcambio de bando de Wall Street como el deGoldman Sachs, el sospechoso habitual de la sucesión de burbujas que están matando al mundo. El banco de inversión que presideLloyd Blankfein había sido desde hace más de dos décadas laprincipal fuente de financiación para los demócratas, una fidelidad que se ha roto en esteciclo electoral. De donar 1 millón de dólares a Obama hace cuatro años, sus empleados han pasado a darle solo 136.000 en esta campaña, menos de lo que ha recaudado de los funcionarios Departamento de Estado, según datos del 'Wall Street Journal' y el Center For Responsive Politics.

14 millones frente a 48

Y no es que Goldman haya dejado de hacer política con su dinero, al igual que hacen los sindicatos, las farmacéuticas, los fábricantes de armas o las universidades, simplemente está apostando por otro caballo. Casi 900.000 dólares han ido a parar a Romney y otros tantos a los supercomités de acción política (SuperPac¿s) que apoyan su candidatura. Si se contabiliza el total de donacionesde la industria financiera, el presidente ha recibido14 millones de dólares, frente a los 48de su rival republicano.

Obama no ha sido el mejor de los presidentes posibles para los bancos y los fondos de Wall Street, pero sí seguramente mejor de lo que la ciudadanía exigía y las circunstancias recomendaban tras propiciar laGran Recesión. "Mientras Roosevelt empujó en pos de reformas duras y ferozmente rechazadas por Wall Street mientrras proclamaba 'doy la bienvenida a su odio', Obama dijo 'cómo puedo ayudar'", escribe Ron Suskind en 'Confidence Men', un libro que bucea en los entresijos de la política económica del inquilino de la Casa Blanca.

Obama, al fin y al cabo, respaldó elrescate a la banca iniciado por la Administración de George Bush y protegió a losmegasupermercados financieros de todas aquellas voces que recomendaban trocear sus negocios para impedir que en el futuro sus problemas volvieran a poner en peligro la estabilidad de todo el sistema financiero, obligando al contribuyente a rescatarlos si las cosas se ponían feas.

Incluso contrató como bomberos a algunos de los pirómanos que pusieron el mundo patas arriba desregulando los mercados. Muchos de ellos, viejos alumnos de Goldman Sachs o, como lo llaman en EEUU, Government Sachs, un nombre que alude a la extensa presencia de sus ejecutivos en el Gobierno federal.

Malestar por la reforma financiera

Quizás la apuesta de Obama porrehuir la confrontación con los bancos, en contra de la opinión fundamentalmente de los republicanos, partidarios de dejarlos caer, fue la más sensata para eludir una crisis todavía más profunda. Aunque no todo fueron concesiones y eso es lo que no le perdona laindustria del dinero. Durante estos cuatro años, en función de las circunstancias, Obama ha explotado la ira ciudadana demonizando en sus discursos a Wall Street con adjetivos como "peces gordos" y "especuladores" o denunciando su "temeraria codicia". Y sobre todo a puso en marcha una reforma financieraque, aunque pueda parecerle tibia a muchos, es bastante más de lo que pueden presumir otros países donde los desmanes de la banca han sido también esenciales para arruinar la economía.

Esa reforma, laDodd-Frank, sigue todavía en construcción. Pero entre sus propósitos están los de forzar a los bancos a aumentar suscolchones de capital, regular laopacidad del mercado de derivados o poner límites a lasoperaciones de riesgo. Y, según varias fuentes, sus beneficios ya no son los de antes.

A menos de un mes de las elecciones, Wall Street empieza a creerse la posibilidad de quitarse de encima a Obama. ¿Lo hace por amor propio o por preservar su cuenta de resultados? La respuesta seguramente es más simple.Romney es uno de los suyos. Untiburón de Wall Street sin mala conciencia, un dirigente que se ha comprometido a desmantelar Dodd-Frank e implícitamente a volver a esa arcadia feliz de la ley del más fuerte y los grandespelotazos especulativos.