CARRERA A LA CASA BLANCA

Romney busca a los decepcionados con Obama

El político republicano promete empleo y reducir el déficit en la confirmación de su candidatura republicana a la presidencia

Romney rodeado de su familia, en el final de la convención republicana de Tampa.

Romney rodeado de su familia, en el final de la convención republicana de Tampa. / JY/LP

IDOYA NOAIN / Tampa (Enviada especial)

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Mitt Romney ve en el desencanto conBarack Obama el combustible que le puede propulsar hasta laCasa Blanca. En el discurso que ofreció el jueves por la noche a la convención del Partido Republicano reunida enTampa y a la nación sentada frente a televisores y ordenadores, el exgobernador de Massachussets, de 65 años, se definió más personalmente, hizo una propuesta económica con alguna promesa concreta (12 millones de puestos de trabajo en cuatro años), se autorretrató como un gestor con experiencia empresarial y política para sacar al país de la crisis y determinó llegada la "hora de pasar página y restaurar la promesa de Estados Unidos", poniendo la prioridad en la creación de empleo. Ante todo, no obstante, Romney echó sal en una de las heridas que más desangran las posibilidades del presidente demócrata: la decepción.

"Si sintieron la emoción cuando votaron por Barack Obama, ¿no deberían sentirla ahora que es Presidente Obama?, preguntó retóricamente. Saben que hay algo equivocado con el tipo de trabajo que ha hecho como presidente cuando la mejor sensación que han tenido es la del día en que votaron por él".

Tras una reunión de cuatro días acortada uno por la irrupción en escena del huracán 'Isaac', el discurso de Romney selló el cónclave conservador, orquestado como una cita no solo para lanzar al candidato, sino también para tratar de reforzar algunos de los puntos débiles del partido, como su difícil relación conminorías, inmigrantes y mujeres. El martes arranca laconvención demócrata en Charlotte (Carolina del Norte), que permitirá al presidente y su partido dominar entonces la conversación mediática y nacional. Y a partir de entonces se abrirá la nueva y definitiva fase de la campaña hasta la cita con las urnas el 6 de noviembre, una en la que está por ver el impacto de la nueva realidad de legalizados fondos ilimitados inyectados por individuos y corporaciones.

Si el jueves en Tampa el candidato a vicepresidente,Paul Ryan, había asumido el papel tradicional de los números 2 como perro de presa, atacando sin compasión, Romney ayer hizo también lo que se esperaba. Atacó, pero de otra manera, dura pero dominantemente más elegante. Más simple, pero potencialmente más efectiva. "El presidente Obama prometió empezar a ralentizar la subida de los océanos y sanar el planeta --dijo en un momento--. Mi promesa es ayudarles a ustedes y a sus familias".

Más humano

Romney aprovechó también, por necesidad, para hacer su probablemente más exitoso intento hasta la fecha de mostrarse más humano.

Primero fueron otros quienes lo retrataron: antiguos socios, miembros de su iglesia, vídeos perfectamente producidos para trasladar la historia de una familia aparentemente perfectamente avenida. Pero él también entró en el relato de su propia vida, mostrando emociones que parecían sinceras al hablar de la añoranza de criar niños (tiene cinco hijos que le han dado 18 nietos) o de sus padres, recordando que su madre supo de la muerte de su padre cuando en la cama no apareció la rosa que le regalaba cada día.

Aun así, la rigidez que le caracteriza se dejó también notar. Cuando lasactivistas de Code Pink, que el miércoles ya habían conseguido interrumpir el discurso de Ryan, volvieron a superar la seguridad de la convención e interrumpieron la intervención de Romney, él siguió hablando entre los gritos patrióticos de los presentes que intentaban silenciar los de las activistas. El directo de la televisión mandaba.

Romney tocó temas que apasionan a los republicanos, como prometer mantener "un ejército tan fuerte que ninguna nación osará retarlo" o hablar repetidamente del excepcionalismo americano ("cuando el mundo necesita a alguien que haga algo realmente grande, necesita un estadounidense", dijo). Entró en el abandonado tema de política exterior para denunciar que Obama ha abandonado a Israel. Y aunque mencionó uno de los triunfos del demócrata, dar la orden que acabó con la vida de Osama bin Laden, lo puso en la misma frase en que dijo que "cada estadounidense está menos seguro porque ha fracasado en frenar la amenaza nuclear iraní".

Freno a la guerra contra la mujer

Romney, mormón, aseguró que su potencial presidencia "protegerá la vida como sagrada, honrará la institución del matrimonio y garantizará la primera libertad de Estados Unidos: la religión". Dialécticamente frenó los ataques por "la guerra contra la mujer" de la que se acusa al partido republicano usando una frase de su propia madre ("¿Por qué tendrían las mujeres menos que decir que los hombres sobre las grandes decisiones que enfrenta nuestra nación?"). Pero, sobre todo, ante todo, intentó debilitar a Obama, acusándole de “atacar el éxito" y "destrozar la clase media".

"Este presidente puede pedir paciencia, puede decir que era culpa de otros, puede decir que lo logrará en los próximos cuatro años --dijo Romney--. Pero lo que no puede decir es que están mejor que cuando llegó a la presidencia (...) Ha llegado el momento de pasar página, de dejar atrás las decepciones de los últimos cuatro años, de aparcar división y recriminaciones, de olvidar lo que podía haber sido y mirar adelante a lo que puede ser (...) Lo que este país necesita no es complicado o profundo. No hace falta una comisión de gobierno para decirnos qué es. EEUU necesita trabajos. Muchos".