LOS COMICIOS CATALANES

ERC se descalabra y diluye sus esperanzas de influir en Mas

El portavoz de ERC, Ignasi Llorente, durante su comparecencia.

El portavoz de ERC, Ignasi Llorente, durante su comparecencia. / periodico

JOSE RICO / Barcelona

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Sic transit gloria mundi. Esquerra Republicana de Catalunya ha probado lo efímeros que son los triunfos y ha vuelto a la casilla de salida. El tablero de juego de la política catalana ha recompuesto las piezas a la situación anterior a que ERC lo zarandease en el 2003. Pero el túnel del tiempo ha enviado al partido de Joan Puigcercós una década más atrás. Los independentistas, aupados en su día a tercera fuerza gracias al PP, devuelven ahora a los conservadores la llave de la gobernabilidad que han ostentado siete años, y ceden, además, la cuarta plaza en votos a ICV-EUiA, dentro del tsunami que ha arrasado a los socios del triparti

Ni las consultas independentistas, ni la gran manifestación contra el recorte del Estatut, ni el supuesto auge del secesionismo han logrado compensar el desgaste de una Esquerra que ha tenido que lidiar con la crisis económica desde el Govern y que ha reproducido sus periódicas batallas internas.

En su primera contienda electoral, Puigcercós ha dejado a ERC con 10 escaños, muy lejos de los 21 con los que heredó las riendas del partido de manos de Josep Lluís Carod-Rovira. Resultado peor del que sacó Àngel Colom en 1992 (11 diputados), aunque superior al de Joan Hortalà en 1988 (6). En votos, los republicanos pierden casi la mitad de apoyos que obtuvieron en el 2006 y culminan un ciclo electoral descendente.

La magnitud de la sangría

Las cifras dan cuenta de la magnitud de la sangría: de 416.355 sufragios en el 2006 (14%) a 217.717 (7%). Solo un leve consuelo: respecto a la última cita con las urnas, las europeas del 2009, han subido en votos absolutos. Entonces sacaron 181.213 sufragios. Ayer, ERC se dejó cuatro escaños en Barcelona (pasó de 11 a 6) y dos en cada una de las otras demarcaciones, quedando con dos diputados en Girona, uno en Tarragona y otro en Lleida.

El hecho de que la participación fuese más alta que en el 2006 hizo pensar por unos momentos en la posibilidad de remontada, pero el escrutinio heló el semblante de unos dirigentes republicanos que se presentaron ante la prensa con rostros serios, decepcionados, tratando de explicarse una debacle que confiaban en amortiguar.

"Hemos perdido las elecciones. No hemos conseguido nuestro objetivo", ha admitido Puigcercós con desgarradora sinceridad. El reto era doble: retener la tercera posición para poder influir en el futuro Govern de CiU. Sobre esto último, el candidato de ERC ha parecido descartarlo en su primera valoración del escrutinio: "Se ha producido la segunda alternancia democrática. Gobernará el catalanismo de centroderecha". Aunque por matemática parlamentaria los escaños de Esquerra pueden ser útiles al nuevo president, el apogeo del PPC limita demasiado el margen de maniobra de los independentistas. Por ello, tras una campaña llena de guiños a CiU, anoche Puigcercós marcó territorio: "Vamos a conformar una alternativa de izquierdas desde el independentismo".

Trasvase de votos

¿Adónde han ido a parar los 11 escaños que ha tirado ERC? Seguramente ayudan a explicar parte de la crecida de CiU y la irrupción del partido de Joan Laporta en el Parlament. Solidaritat ha sido la segunda fuerza en Vic (Osona), allí donde el jueves pasado Puigcercós suplicaba el voto útil.

El líder de Esquerra no ha querido hablar del futuro. Cree tener controlado el partido como para evitar nuevas convulsiones. Joan Ridao en TV-3 y Ernest Benach a través de las redes sociales han avisado de que el partido tendrá que "replantearse cosas" por el severo castigo sufrido. El tiempo dirá cuáles.