triunfo conservador en españa

El PP deja al PSOE en la uci

Los socialistas obtienen en el cómputo global el peor resultado de su historia

ROSA PAZ
MADRID

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Fue mucho peor de lo esperado. Los dirigentes del PSOE sabían que se enfrentaban a unas elecciones difíciles, pero confiaban en poder salvar los muebles, intentando convencerse a sí mismos con el argumento de que en estas elecciones se votaba la gestión de los alcaldes y de los presidentes autonómicos. No fue así. De hecho, el descontento ciudadano por las consecuencias de la crisis económica -los casi cinco millones de parados es la más evidente- y por la manera en que el Gobierno ha gestionado la situación arrolló ayer al PSOE, que perdió el apoyo de buena parte de sus electores que o bien se quedaron en casa o bien optaron por apoyar a otra fuerza política.

En las elecciones municipales celebradas en toda España, con un voto en blanco sin precedentes en la historia de la democracia (2,54%), los socialistas obtuvieron globalmente el peor resultado de su historia, quedando 10 puntos por debajo del PP, que, por contra, consiguió una victoria arrolladora, con una ventaja de dos millones de votos, solo comparable con la mayoría absoluta con que se alzó José María Aznar en las elecciones generales del año 2000.

Aunque durante la campaña electoral los socialistas mantuvieron la esperanza de que la ola de cabreo ciudadano no se convertiría en tsunami, a lo largo del día de ayer fueron admitiendo la previsible derrota y, al cierre de las urnas, la portavoz del comité electoral, Elena Valenciano, ya admitió el retroceso.

BATACAZO / El propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, acabó compareciendo para asumir un batacazo de un calibre insospechado. Los populares no solo mejoraron sus resultados del 2007 en todos los territorios donde ya gobernaban, sino que además arrebataron a los socialistas algunas de las joyas de la corona que aún conservaban. Los socialistas perdieron la comunidad de Castilla-La Mancha, clave de estas elecciones, porque la nueva presidenta, Dolores de Cospedal, es a su vez secretaria general del PP. Pero, peor aún, perdieron en Extremadura, aunque podrán gobernar con IU. Perdieron también la alcaldía de Sevilla, además de la de Barcelona, que les arrebata CiU. Y dependerán de su capacidad para alcanzar pactos para mantener el Gobierno de Aragón.

La otra nota relevante fue la irrupción de la izquierda aberzale, que en coalición con EA y Alternatiba, y bajo la marca Bildu, se convirtió en la segunda fuerza más votada de Euskadi, con el 25% de los votos; la primera de Guipúzcoa, con casi un 35%, la segunda en Vizcaya y la tercera en Álava -por delante del PSE- y también la tercera en Navarra.

Se abre ahora un periodo complicado, en el que el PP tendrá que saber manejar sin soberbia su aplastante victoria, mientras que el PSOE, sin tiempo para hacer el necesario duelo, se dispone a iniciar ya el próximo sábado una batalla interna para elegir al candidato a las elecciones generales. Con un partido deprimido y unos dirigentes con la legitimidad cuestionada por los militantes, esas elecciones internas presentan un resultado imposible de vaticinar.

Mientras, Zapatero se dispone a resistir las presiones de la derecha política y la mediática para que adelante las elecciones generales al próximo otoño. Puede que a esa presión se sume el mundo económico. Porque el hundimiento electoral del PSOE debilita aún más al Gobierno, que tiene, sin embargo, que hacer frente a las exigencias de los mercados y también a las demandas de los ciudadanos, en una imposible cuadratura del círculo.