Análisis
Tirar el autogobierno por la ventana
Casi al final de su discurso,Artur Masenfatizó: «Todos somos conscientes de que el Parlament que salga de las urnas tendrá que hacer frente a una misión histórica, probablemente la más compleja y trascendente de los últimos 300 años, también la más arriesgada, en la que tenemos más a ganar o más a perder».
Se trata de un mensaje inquietante. Primero, porque siempre habíamos escuchado que estos últimos 30 años habían sido los mejores de los aludidos 300, caracterizados por guerras, pronunciamientos o dictaduras. Entonces, ¿por qué no seguir por el camino de las reformas en lugar de meternos en tortuosas misiones históricas?
Segundo, porque obvió que solo hemos tenido autogobierno en dos momentos. En el breve y convulso periodo republicano. Y ahora, en que llevamos más de tres décadas ininterrumpidas. Si echamos cuentas, de los últimos 300 años, no llegan ni a 35 los de vida parlamentaria catalana estable. Y, tercero, porque elpresidentno aclaró qué podemos perder en esa senda desconocida. Se trata de un detalle que no es menor, particularmente ahora que nuestra economía pende de un hilo. ¿O acaso es que CiU no se propone nada más a parte de lanzar una OPA electoral sobre todo el soberanismo?
Vayan a internet y lean íntegramente el discurso deMas. Comprobarán que no dio apenas argumentos para embarcar al país en dicha aventura. Los de carácter político se ciñen a dos. Al fracaso, escrito de antemano, del concierto económico. Y a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Sobre este punto hay que insistir en que no es cierto que España diese un portazo a Catalunya, primero porque ninguna de las dos entidades son realidades homogéneas, pero, sobre todo, porque la soberanía española solo reside en las Cortes, que sí apoyaron el nuevo Estatut, pactado en el tramo final, recordémoslo, por el propioMasyJosé LuisRodríguez Zapateroen una noche monclovita. Los económicos, en cambio, apuntan en la dirección contraria, pues si ahora exportamos tanto y El Prat supera ya a Barajas, lo de la decadencia y el riesgo de ser residuales que decíaPujol padre no cuadra por ninguna parte.
El gran argumento es el éxito de la manifestación de la Diada. Cierto. Pero no fue un acto completamente espontáneo de la sociedad civil, sino algo animado visiblemente desde el propio Govern y jaleado por los medios de comunicación públicos. Tampoco de ese clamor se desprende un mandato político.
Además, la cifra de un millón y medio no tiene ninguna verosimilitud, por mucho que se repita hasta la saciedad. Vivimos en un país de trampas y exageraciones. La legislatura se cierra con una jugada maestra de Mas, que le va a permitir entrar como un héroe por la puerta del Parlament tras el 25 de noviembre. Me temo, sin embargo, que la ebullición secesionista nos conducirá a que lo que acabemos tirando por la ventana sea el autogobierno. Porque, veamos, ¿que piensa hacerMascuando el Estado suspenda por la fuerza esa consulta ilegal de la que habla?
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