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Teatros críticos

Versus y Gaudí ofrecen un ciclo de obras que provocan la reflexión del espectador Los autores abordan problemas sociales actuales

De Paul Auster 8Un momento de 'Sunset Park', en la sala Gaudí.

De Paul Auster 8Un momento de 'Sunset Park', en la sala Gaudí.

LUIS BENAVIDES.
BARCELONA

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Las dificultades que tienen los jóvenes para encontrar un trabajo y una vivienda digna, el elevado consumo de todo tipo de drogas como respuesta a la falta de alternativas y la dictadura de las nuevas tecnologías.  Estas y otras muchas problemáticas, tan duras como reales y actuales, tienen cabida en el ciclo de teatro social organizado por dos salas del Eixample, Versus (Castillejos, 183) y Gaudí (Sant Antoni Maria Claret, 120), con un total de seis obras entre los meses de septiembre y diciembre.

Carles Mallol, autor y director de La gent molesta (un barri digne), considera que en el teatro social «las emociones vehiculan la reflexión, con elementos políticos o sociales». Su última obra es una «comedia negra que busca sacudir al espectador» con situaciones cotidianas llevadas hasta el esperpento. La obra será presentada en el Gaudí el próximo 15 de octubre. «Es la historia de un chico que decide comprarse un piso, con todo el esfuerzo económico que supone,  y descubre que no es aceptado por el resto de la comunidad», avanza Mallol, quien advierte a los espectadores: «No será una experiencia pasiva. Al entrar a la sala comprenderán que forman parte de la Asamblea Extraordinaria organizada en el barrio».

Otros títulos del ciclo de teatro social del Versus y el Gaudí son Osos en el agua, de Arantza López y David Franch; No ens fa falta tenir por, de Joan Gómez, y Sunset Park, dirigida y adaptada de la novela de Paul Auster por Iván Padilla.

Empatía e inteligencia

Para el director de las dos salas, Ever Blanchet, el teatro social es una muy buena forma de reflexionar sobre los temas que más nos afectan. «En la sala se produce un contacto vivo entre actores y espectador. Entra en juego la empatía, también la inteligencia. A través de una pantalla nunca sería igual. Sería como ver un espectáculo del Cirque du Soleil por televisión», afirma Blanchet, interesado por las obras que contienen crítica, reflexión y estética. «Sin la estética o creación de belleza nos encontramos con monólogos o discursos, y en el teatro social el arte no debe ser residual», matiza.

El ciclo no supone ningún giro para la programación de estas dos salas. Desde su apertura, en 1995, el Teatre Versus apuesta por el teatro alternativo y las dramaturgias emergentes; con una equilibrada combinación de «cultura, frescura, talento, oficio, ocio, reflexión y riesgo». En el 2007 abrió Gaudí, con el doble de butacas pero idéntico espíritu. «Programamos teatro social desde hace unos 20 años, pero este ciclo es especial porque nace de los propios creadores. Los jóvenes autores son los que piden hablar de estas problemáticas», cuenta el director, de 66 años.

Para las compañías jóvenes,  Gaudí y Versus son dos altavoces impagables. «No solo cedemos el espacio, también un equipo de profesionales y recursos, como 2.000 prendas de vestir o 400 zapatos que tenemos de fondo», destaca. El nivel de interpretación y dirección es, según Blanchet, altísimo: «Cuanto más jóvenes, mejores. Porque cada vez salen de las academias y escuelas de artes escénicas mejor preparados».