EIXAMPLE

El quiosco de la era 2.0

Un antiguo puesto de prensa de la Gran Via se transforma en un punto de venta de tecnología que ofrece móviles, tarjetas de memoria para cámaras de fotos y hasta drones

Quiosco sin diarios 8 Lee (camisa blanca) conversa con sus socios.

Quiosco sin diarios 8 Lee (camisa blanca) conversa con sus socios.

LUIS BENAVIDES / BARCELONA

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Las antiguas cabinas telefónicas desaparecieron progresivamente de las calles con la popularización de los teléfonos móviles y las tiendas de discos de la ciudad se pueden contar ahora con los dedos de las manos. Los más agoreros pensaban que algo muy parecido podía pasar con los quioscos de prensa debido a los nuevos hábitos de consumo de sus clientes, cada vez más despegados del papel, pero algunos empresarios como Christian Lee han visto en estas casetas a pie de calle una gran oportunidad de negocio y pueden evitar su desaparición del paisaje urbano.

Lee, de 36 años, rescató un quiosco cerrado durante varios meses y lo convirtió a finales del 2015 en una tienda de móviles y gadgets tecnológicos. El situado en la Gran Via de les Corts Catalanes, entre el paseo de Gràcia y Pau Claris, es su primer Punt Tecnològic. «Abrimos el pasado 12 de diciembre a modo de prueba por las tarde. Si funciona, abriremos todo el día. También otros cinco que ya tengo apalabrados», avanza el propietario.

La idea de Lee es made in Asia«Viajo mucho por trabajo por toda Asia y allí es normal encontrar quioscos así. Poner el producto cerca del cliente, ayuda mucho -cuenta Lee-. A una tienda puedes entrar o no, pero estos quioscos te muestran el producto aunque no quieras verlo».

En el Punt Tecnològic todavía se vende algo de papel, pero son revistas dedicadas a la tecnología. En sus estanterías predominan los teléfonos móviles, las tarjetas de memoria para cámaras fotográficas y también drones, entre otros artículos. El producto estrella durante el primer mes del Punt Tecnològic, subraya el encargado del quiosco, Jordi Jiménez, es el palo para hacer selfis. «Estamos en una zona de mucho paso de turistas y nos han comprado muchos estos días», cuenta el dependiente, de 21 años.

Asesores en el barrio

Los vecinos ya no se sorprenden al ver su quiosco de siempre convertido en un bazar tecnológico. «Creo que puede tener mucho éxito y se podría replicar perfectamente en cualquier barrio», explica el cliente Josep Carrió, interesado en comprar un par de monopatines eléctricos.

Durante los primeros días, Jiménez, el vendedor, visitó unos 200 comercios y oficinas del Eixample para explicar los productos que tiene y ofrecer su asesoramiento técnico. «En esta zona hay mucha gente mayor y si tienen problemas o dudas con su teléfono móvil les podemos ayudar», explica Jiménez. H

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