CUENTA ATRÁS PARA LA VUELTA AL COLE

Las escuelas ya pueden reclamar profesores con perfil innovador

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Las escuelas catalanas ya pueden desde este curso 2016-2017 'fichar' a profesores innovadores. O lo que es lo mismo, docentes que sepan trabajar con nuevas metodologías, de esos que implican a sus estudiantes en proyectos colectivos, de los que enseñan Matemáticas manipulando objetos o de los que distribuyen las tareas a cada alumno según sus capacidades y sus necesidades. La decisión de la Conselleria d’Ensenyament de introducir entre los nuevos perfiles profesionales la figura del profesor que trabaja mediante enfoques globalizados es “un aval a la labor que algunos centros y algunos maestros a título particular vienen desarrollando desde hace ya años”, subraya Eduard Vallory, director del programa Escola Nova 21.

Es, en opinión de Vallory, una manera de reconocer, aunque sea de forma implícita, que los centros educativos que tienen proyectos pedagógicos basados en estas nuevas metodologías "no son una moda del momento". La inclusión de esta especialidad profesional (al mismo nivel que los conocimientos de lenguas extranjeras, los de nuevas tecnologías o los de educación visual y plástica) en el catálogo de perfiles que pueden fijar los directores de colegios a la hora de contratar a un nuevo maestro se ajusta a lo previsto en el decreto de provisión de plazas docentes, aprobado por la Generalitat en el 2014 con la oposición de los sindicatos.

Los promotores del Escola Nova 21 lo consideran, sin embargo, positivo. Significa que los colegios e institutos que han apostado por este modelo “van a poder seguir adelante y crecer, al poder ahora ofrecer plazas a docentes con un perfil específicamente innovador”, subraya el también presidente del Centre Unesco en Catalunya.

¿CÓMO SE DEMUESTRA?

La medida, anunciada el pasado jueves por la ‘consellera’ de Ensenyament, topa, sin embargo, con un problema: ¿cómo demuestra un maestro que es un innovador? ¿Cómo se certifica eso? En la actualidad existen pocas titulaciones que acrediten que un profesor ha sido formado en nuevas metodologías. Existen, sí, algunos cursos de reciclaje o los certificados que entregan los directores de centros innovadores a los docentes que han estado trabajando allí durante un tiempo. “Es de suponer que la creación de este nuevo perfil profesional también se reflejará en la oferta de formación que se haga a los maestros”, indica Vallory.

En la actualidad, son todavía muy escasas las actividades innovadoras que tienen lugar en las aulas de la universidad o, al menos, en la preparación universitaria que reciben aquellos que van a ser maestros. Sin ir más lejos, este diario recogía el descontento que reinaba el curso pasado entre los estudiantes del máster de formación del profesorado en algunas facultades catalanas, por las metodologías utilizadas por los docentes. “Es un contrasentido, una contradicción, que nos estén explicando en clase cómo hay que innovar pedagógicamente, cuando quien lo cuenta sigue impartiendo lecciones magistrales como las de antes, en espacios tan pequeños que no permiten que la gente interactúe”, criticaba, por ejemplo, una alumna graduada en Humanidades.

FORMAR CLAUSTROS

“De hecho, una de las labores que se ha propuesto llevar a cabo en Escola Nova 21 es que en la treintena de centros que resulten elegidos para seguir el programa se realicen acciones formativas para todo el claustro de profesores”, señala el director de la iniciativa. Otro de los propósitos del proyecto, que a finales de septiembre dará a conocer el nombre de los colegios e institutos seleccionados para participar en él, es “crear redes para que la información circule”.

El programa, asegura Vallory, “quiere acabar desapareciendo, porque cuando se termine dentro de tres años, las escuelas participantes ya marcharán por sí solas y se habrá comprobado que el cambio es posible”. El objetivo es que los 26 centros educativos que han formado esta especie de lobi por la innovación educativa tutelen y acompañen a otros tantos colegios que se han mostrado dispuestos a hacer la transformación. La entidad recibió el pasado julio un total de 461 solicitudes, “lo que significa que en Catalunya hay casi medio centenar de centros, con sus profesores, decididos a cambiar el sistema”. Representan a algo más del 10% de los colegios catalanes de infantil, primaria y secundaria.