CUENTA ATRÁS PARA LA VUELTA AL COLE

Demasiados codos

Los alumnos españoles se sitúan a la cabeza de la OCDE en memorización estricta para aprender Matemáticas

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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La superficie de un cuadrado es el resultado de multiplicar su base por su altura y el área de un círculo es pi veces el radio al cuadrado. ¿Recuerdan cómo aprendieron estas fórmulas? ¿Lo hicieron tratando de comprender qué significan estos términos y comprobando que efectivamente era así en casos reales? ¿O se las aprendieron de memoria, echándole codos? España, lo dice otra vez la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es un país que tira demasiado de la memorización.

Según la información que se recogió en el último Informe PISA y con las respuestas de una encuesta que se pasó a los estudiantes de 15 años que realizaron las pruebas, los alumnos españoles están en el grupo de cabeza, junto con los del Reino Unido, Irlanda, los Países Bajos y Uruguay, en aplicar estrategias de memorización para aprender Matemáticas. Y uno de cada cinco jóvenes españoles (el 19%) confiesa que se aprende la asignatura a base empollar, sin preocuparse demasiado por comprender qué está estudiando. Cierto es que en el Reino Unido este porcentaje crece hasta el 37%, pero si uno se fija en los países mejor situados en resultados en Matemáticas, la tasa baja al 10% en Hong Kong y al 5% en Vietnam.

SOLO EN CASOS CONTADOS

¿Es eso malo? Pues depende, dice la OCDE. “En algunas situaciones, la memorización es útil, incluso necesaria”, afirma. Se pueden dar casos de estudiantes que son capaces de reflexionar, de encontrar la aplicación a unos datos concretos que han memorizado previamente; los hay que memorizan porque eso les limita la ansiedad, ya que les permite controlar unas normas mínimas y unos procedimientos matemáticos que les dan seguridad, y, en tercer lugar, la memorización aporta fluidez y agilidad mental, sobre todo con los primeros números, antes de que al niño se le pida abordar problemas más complejos.

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Eso sí, la organización insiste en que a los 15 años, los jóvenes deben de "aprender Matemáticas de una manera más reflexiva, creativa y ambiciosa, lo que implica la exploración de formas alternativas de la búsqueda de soluciones, la capacidad hacer las conexiones desde diferentes perspectivas”.

En cambio, España no está nada mal situada cuando de lo que se trata es de trabajar en pequeños grupos en el aula o de dejar que los estudiantes participen en actividades y debates en clase. De entre las nuevas metodologías, donde todavía queda más camino por recorrer es en la aplicación de sistemas de trabajo adaptados al ritmo y al nivel de cada alumno, lo que los expertos denominan la adaptación curricular.