Los costes ocultos de la educación

El acceso a las actividades extraescolares son las que han ampliado la brecha entre estudiantes vulnerables y alumnos acomodados, dice Save the Children

Un comedor escolar en Barcelona.

Un comedor escolar en Barcelona.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Las que realmente marcan la diferencia entre estudiantes ricos y estudiantes pobres son las actividades extraescolares. Allí es donde se ha abierto el verdadero abismo en los últimos años. La brecha de la equidad se ensancha cuando las familias han de afrontar los denominados gastos ocultos de la educación, donde los padres que pueden, pagan, y los que no pueden, renuncian.

Porque no basta con que la Administración garantice una plaza a todos los alumnos en el sistema escolar, que asegure "la parte académica" de la educación, "habría que habilitar mecanismos para que todos los niños, sean cuales sean los recursos de sus familias, dispusieran de las mismas oportunidades en materia de ocio educativo, de prácticas deportivas, de actividades culturales o de acceso a internet", reivindica Guiomar Todó, responsable en Catalunya de Save The Children. La oenegé, que el año pasado publicó un estudio, titulado 'Iluminando el futuro', que llegaba a conclusiones similares a las del informe presentado este martes por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), considera muy grave que todas esas actividades que se hacen fuera de la escuela (o incluso en el propio colegio, como las excursiones o las salidas escolares) sean origen de segregación. 

MÁS GASTO, MENOS SALARIO

"En Catalunya, sin ir más lejos, los padres de alumnos destinaron en el 2014 una media de 505 euros por niño, lo que supuso un gasto un 19,1% superior al del 2007. Y eso se produjo después de que el presupuesto de la Generalitat para enseñanza sumara, en el mismo periodo, un recorte del 11,1% y los salarios de las familias hubieran experimentado una caída de más del 8%", indica la portavoz de Save the Children.

Advierte la responsable de la oenegé de que una de las consecuencias más preocupantes de esta crisis es la segregación que se está produciendo, «ya que todos los alumnos vulnerables se están concentrando en el mismo tipo de colegios» y avisa del riesgo futuro que eso entraña. Convendría simplificar el sistema de becas, asegurar la gratuidad de materiales y actividades básicas y garantizar que los presupuestos públicos destinados a educación «no se tocan».