LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN

Los recortes sitúan a Catalunya a la cola de la UE en inversión educativa

Alumnos del instituto-escuela de El Catllar, ayer, en las nuevas instalaciones.

Alumnos del instituto-escuela de El Catllar, ayer, en las nuevas instalaciones.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Si de lo que se trata es de dar ese gran salto de mejora que tanto precisa el sistema educativo (muchos están convencidos de que eso pasa por introducir nuevas maneras de hacer y de enseñar en las aulas), la escuela catalana tendría que acometer al menos 12 grandes desafíos para conseguirlo. Lo dicen la veintena de expertos que han trabajado durante año y medio en el último anuario de la educación que elabora la fundación Jaume Bofill, correspondiente al 2015, y que constata, como uno de los principales lastres, la insuficiente financiación pública que recibe la enseñanza en Catalunya. 

Según los cálculos de los especialistas que han colaborado en el informe, en Catalunya las administraciones destinaban en el 2013 a educación un 2,8% del producto interior bruto (PIB), cuando la media española era de casi el 4,5% y la de la Unión Europea, el 5,3%. 

Aunque en el 2015 la Generalitat empezó por fin a revertir la tendencia de recortes iniciada en el 2009, los recursos económicos que se destinan a educación todavía no alcanzan para dar ese salto necesario "en los próximos tres, cuatro o cinco años", señala Josep Maria Vilalta, director ejecutivo de la Global University Network for Innovation (GUNi) y coordinador del anuario, un amplísimo estudio en el que se han escuchado a más de 180 especialistas y agentes de la comunidad educativa.

"El aumento presupuestario, de en torno al 7%, resulta insuficiente para igualar el gasto educativo del 2012 y de momento equipara a Catalunya con países como Perú, Laos y Liberia", señala el estudio de la Bofill en el capítulo dedicado a la financiación que firma el sociólogo Xavier Martínez-Celorrio. Entre las partidas más castigadas por la crisis y aún no restablecidas del todo, Martínez-Celorrio destaca dos, que considera estratégicas: la destinada a formación del profesorado y la asignada a investigación educativa, imprescindible para validar, certificar o descartar los avances de la innovación pedagógica que ha irrumpido en las aulas en los últimos años.

DUPLICAR LA INVERSIÓN

Y pese a que los resultados que está obteniendo la escuela catalana son “bastante satisfactorios”, valora Vilalta, "para situarse a niveles internacionales, las administraciones deberían duplicar la inversión actual y priorizar algunas áreas como la innovación y las medidas que preservan la equidad y la igualdad de oportunidades entre los alumnos".

“En realidad, estamos en una situación de estancamiento, que perdura desde hace años, según viene acreditando PISA prácticamente desde su primera edición”, matiza Martínez-Celorrio, que atribuye a los profesores el mérito de no haber retrocedido. “Su esfuerzo ha sido determinante”, subraya. También lo ha sido el de las familias, que han aumentado en más del 13% el presupuesto dedicado a educación.

Si no se avanza al ritmo que cabría prever es, entre otras razones, “porque a los déficits que históricamente arrastra la educación, ya sean problemas de integración de inmigrantes, de financiación pública, de dominio de las lenguas extranjeras o de abandono prematuro de los estudios, se han sumado nuevos retos, cambios que hace una década eran impensables”.

El estudio concluye con 33 recomendaciones, “que implican un cambio radical del modelo”, apostilla Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill. Porque no se trata, han insistido los promotores del documento, “de parchear el viejo transatlántico, sino de transformarlo”. Y eso pasa, por ejemplo, por introducir cambios importantes en el mercado laboral juvenil, por establecer prioridades en las inversiones o por modificar algunas etapas educativas como la educación secundaria obligatoria.

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