Los profesores, eslabón débil de la incipiente escuela en red

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Cuando llega a casa después de clase, Clara se conecta al ordenador (o a la tableta, si su hermana mayor se la deja) y repasa un momento qué deberes tocan esta tarde. Un compañero de clase (cada semana uno, por orden rotatorio), ha colgado hace ya tres horas en el repositorio de Moodle las tareas asignadas para este miércoles por la maestra. Hoy dice así: "Castellano: los dos ejercicios de la página 163 del libro. Matemáticas: repasar el dosier de competencias básicas". Si queda alguna duda, Clara, que estudia sexto de primaria en uno de los más de 1.600 centros catalanes que utilizan esta plataforma tecnológica educativa, puede aclarala con ayuda de algún compañero de clase a través del foro que tiene a su disposición en el mismo Moodle o contactar directamente con la profesora. Unos 400.000 estudiantes y docentes hacen uso prácticamente a diario de Moodle, que está empezando a poner los cimientos para que la escuela catalana sea una escuela en red.

"Lo que permite esta herramienta es, entre otras cosas, que los alumnos construyan conocimientos a partir de otros conocimientos, que los intercambien, que los transformen y, a la vez, que aprendan que las tecnologías pueden tener también usos sociales y educativos", destaca la 'consellera' de Ensenyament, Meritxell Ruiz. El problema, objeta Martin Dougiamas, el ingeniero australiano creador de Moodle, es que, aquí, como ocurre en la mayoría de los 223 países que la utilizan, la plataforma no "está suficientemente explotada".

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"Cuando la ideé, a principios de los años 2000, pensé que el cambio que iba a suponer Moodle en el mundo educativo sería incluso más profundo", observa Dougiamas, que esta semana se encuentra en Catalunya con motivo de su investidura como doctor honoris causa por la Universitat de Vic (UVic-UCC). El padre del software, utilizado por 84 millones de personas en todo el mundo, lamenta que los profesores no se hayan mostrado más activos en el intercambio de materiales, ya sea por desinterés, por apatía o, simplemente, por falta de preparación digital. 

"Siguen dando las clases como antes y se han limitado a introducir el Moodle en sus clases, pero sin cambiar metodologías", constata. "La tecnología educativa no es algo prescriptivo para innovar. El trabajo lo han de hacer las personas y sin esas aportaciones, no hay innovación", dice.

DE LIBRE ACCESO

La herramienta, que convive en las aulas catalanas con otras plataformas digitales (algunas más comerciales, otras adaptadas ex profeso por cada colegio para sus propias necesidades educativas), es una de las puertas que están contribuyendo a que las nuevas metodologías docentes entren en escuelas e institutos. "Al ser un programario de libre acceso, se va enriqueciendo a medida que se utiliza, es una herramienta orgánica, que permite individualizar el aprendizaje, ya que cada alumno trabaja con él a su propio ritmo y según su propio nivel", señala, por su parte, Jordi Montaña, rector de la UVic-UCC. "El objetivo es que el propio programa sea fruto de las aportaciones de la comunidad, que vaya más allá de lo que propone la Administración", destaca Dougiamas. 

"Catalunya, que es pionera en el uso de tecnología en el aula, quiere dar un paso más allá", ha anunciado este miércoles Meritxell Ruiz, que se ha comprometido a aplicar, a partir del curso 2016-2017, el prototipo basado en competencias básicas en el que Moodle lleva trabajando casi un año y que prevé presentar el próximo mayo. La decisión, ha indicado la 'consellera', se inscribe dentro del plan iniciado hace ya tres cursos para que los centros educativos catalanes desplieguen los currículos de competencias básicas de las distintas disciplinas escolares. "Ahora, además, con esta plataforma, se podrán trabajar de forma virtual y los profesores podrán compartirlos entre ellos", señala la titular de Ensenyament.

Esta versión de Moodle, agrega en este sentido su creador, "era una reclamación de la comunidad educativa de todo el mundo desde hace mucho tiempo". Con todo, Dougiamas ha defendido que no es su misión, ni es tampoco la pretensión de Moodle, "prescribir un modelo educativo concreto".