INICIATIVA INMOBILIARIA PARA LOGRAR COMPRADORES

Vivienda con permiso

España intenta vender en China sus pisos con el gancho de que el inversor puede conseguir un permiso de residencia con la compra

Una mujer asiática se interesa por un piso en el salón Barcelona Meeting Point.

Una mujer asiática se interesa por un piso en el salón Barcelona Meeting Point.

ADRIÁN FONCILLAS / Pekín

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Viviendas baratas con permiso de residencia de regalo. El mercado inmobiliario español, estrangulado por la crisis, como caladero para inversores chinos. La idea es elemental: en España sobran viviendas y en China sobra dinero. Falta el intermediario que salve las distancias idiomáticas y geográficas y facilite todo el proceso. En ello están varias empresas como la firma inmobiliaria ZhiyeSpain, que estos días publicita su estóc de más de 20.000 viviendas (el 19 % en Catalunya) en China.

No es nada nuevo que la globalización incrementa las posibilidades inversionistas en mercados lejanos y apetitosos. La novedad radica en el anzuelo del permiso de residencia que prevé el anteproyecto de la ley de emprendedores para los que realicen«inversiones económicas significativas». Se espera que la ley, aún pendiente de debate en las dos cámaras, se apruebe en breve. El Gobierno propone de entrada una cantidad mínima, que rondaría los 500.000 euros, pero que podría bajar ostensiblemente durante el debate legislativo.

Reagrupación familiar

La residencia española permite además la reagrupación familiar y la entrada en los países de la zona Schengen. Las encuestas a millonarios chinos revelan una creciente voluntad de vivir en el extranjero, en un entorno medioambiental menos degradado y con un sistema educativo prestigioso. Si se añade la calidad de vida española se obtiene el destino ideal.

El otro elemento de interés obvio es el precio. El derrumbe del mercado inmobiliario español (la vivienda en un 26 % más barata que en el pico del 2008) coincide con la escalada sin freno del chino. El precio del metro cuadrado en Pekín o Shanghái iguala o supera ya al de Barcelona o Madrid, pero con unos sueldos medios mucho más bajos.

Un ejemplo real: Liu pide el equivalente a 600.000 euros por su piso de 90 metros cuadrados en las cercanías del Templo del Lama de la capital.«No tendré que esperar más de seis meses para venderlo», vaticina. Los chinos alumbran ahora la certeza que tenían los españoles años atrás de que el ladrillo nunca baja. Las recientes limitaciones legales a la compra para enfriar el mercado empujan a invertir en el exterior.

«Los precios aquí son ridículos. Además, yo no soy de Pekín y no puedo comprar una segunda vivienda. Tampoco hay canales de inversión, los bancos dan unos intereses por debajo de la inflación. España es una buena salida para mis ahorros», sostiene Zhou Li.«Quizá la compre en Málaga, la alquile durante dos años y después la venda», explica. Existe, además, una diferencia sustancial en la calidad de la construcción: muchas fincas levantadas en China 15 años atrás están tan degradadas que dificultan la habitabilidad.

El sector inmobiliario español recurrió primero a los rusos y ahora a los chinos. ZhiyeSpain lleva un año en funcionamiento y las ventas empezaron el mes pasado. Gloria María Concha, una de sus socias, revela que ya han colocado nueve viviendas y las expectativas son altas.«Los inversores chinos buscan sobre todo en la costa mediterránea y en las grandes ciudades. Hay más interés por Barcelona que por Madrid».

La inmobiliaria ofrece a los compradores chinos viviendas pensadas como segunda residencia en la costa mediterránea pero también edificios completos, o incluso hoteles en Mallorca, pero también en Madrid o Huelva. La empresa se está dando a conocer en los locales más elitistas de Pekín, pero niegan que sólo se dirijan al sector de los millonarios. El cliente alto en España, señalan, en China sólo es medio.

La semana pasada se celebró uno de estos actos de promoción de viviendas españolas que contó con el apoyo de la Cámara de Comercio de España en China.