BODEGA DE ÉXITO

El vino que sedujo a China

Una revista del gigante asiático escoge el Clos Abella como mejor caldo del mundo

Orgullosos 8 Olivia Bayés y David Marco, propietarios del la bodega Marco Abella.

Orgullosos 8 Olivia Bayés y David Marco, propietarios del la bodega Marco Abella.

ESTHER CELMA / PORRERA

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Dicen que el pictograma chino que representa la crisis también significa oportunidad. David Marco, propietario de la bodega Marco Abella de Porrera (Priorat) desconoce si es o no una leyenda urbana. Para él y su mujer, Olivia Bayés, es cierto  porque "empezamos en plena crisis y para nosotros, fue una oportunidad porque nos empujó a buscar mercados nuevos como China". Diez años después de dedicarse a criar la bodega -a la par que al primero de sus tres hijos- la revista china Wine in China Magazine ha escogido el Clos Abella como mejor vino del mundo, con una puntuación de 97 sobre 100.

Clos Abella fue el primer vino que elaboró la pareja, a modo de prueba, con 4.000 botellas. "Empezamos la casa por el tejado, pero teníamos claro que la DOC Priorat permite elaborar vinos de muy alta gama y siempre nos orientamos hacia la excelencia", evoca Bayés. Ella, abogada, y él, ingeniero de telecomunicaciones, mantuvieron sus bien pagados empleos solo hasta poder comprar las tierras que querían. "La familia nos decía que estábamos locos, pero no paramos hasta tener la bodega", narra Bayés. La diseñó su cuñada, la arquitecta Eva Marco, con la pareja "a pie de obra para ahorrar".

La familia Marco data del siglo XV en Porrera, hasta que la filoxera los desperdigó. El nombre de la bodega rinde homenaje al abuelo, Ramon Marco Abella, el último residente en el pueblo con quien David pasaba los veranos. El terreno abrupto del Priorat disemina la viña en tierras a menudo no mayores de una hectárea. A través de la familia y de los amigos, los Marco han conseguido 28 hectáreas que producen 60.000 botellas anuales, 50.000 dedicadas a la exportación a 15 países.

Abella cultiva también el arte de la paciencia que tanto venera la cultura oriental. "Vendimiamos a mano y el vino reposa dos años en barrica de roble francés y dos años en botella", detalla. Convencer al mercado chino también fue un camino lento, cargado de rituales hasta criar una confianza añeja. "Viajo con frecuencia a China, estoy más o menos un mes y medio al año y los distribuidores también viajan aquí" , relata.

"Hemos picado mucha piedra, pero siempre hemos tenido claro que ofrecíamos un vino excelente a muy buena relación calidad precio -unos 40 euros la botella- y muy a poco a poco, nos hemos hecho un hueco propio y nos conocen", remacha Bayés. Cuentan con un personal fijo de siete empleados -20 en algunas puntas de producción- laboratorio propio , un asesor de los vinos de Burdeos y frecuentan Vitec, el centro tecnológico del vino de Falset, la capital de la comarca, para análisis más sofisticados. En el 2013 facturaron 420.000 euros.

"Más que emprendedores, que lo somos, la bodega es el modo de vivir que hemos escogido y quizás hemos logrado transmitir ese sentimiento a nuestros vinos", sentencia Marco.