HISTORIAS MÍNIMAS

¿Vino de cereza?

Dos perfiles complementarios. Josep Badell y Eduard Piñol, las dos caras de Sirot, tienen perfiles totalmente complementarios. Desde que iniciaron su sociedad, el primero se volcó en el área técnica y creativa, y el segundo en los números. "Cada uno tiene muy claro qué sabe hacer y qué no", confirma Piñol. 

Un realizador y un financiero se unen para comercializar el primer vino seco hecho con cereza

tfuentes35893608 torrelles de llobregat 13 10 2016 economia historias m nimas161014204248

tfuentes35893608 torrelles de llobregat 13 10 2016 economia historias m nimas161014204248 / periodico

EVA MELÚS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La bodega Badell Herrero tiene su sede en la Masia de Can Pi de la Serra, en Torrelles de Llobregat, uno de los vértices de un triángulo famoso por la producción de cereza formado también por Sant Climent de Llobregat y Santa Coloma de Cervelló. La pequeña empresa ha invertido 100.000 euros en maquinaria y materia prima para obtener su primera añada, unas 15.000 botellas.

Su primer crianza, que ha empezado a pasear por las ferias, ha sido guardado en barrica de roble durante nueve meses y cada botella cuesta 26 euros. Es seco, afrutado y muy aromático, con la presencia y los matices de un vino de uva de calidad. Son pocos los paladares capaces de detectar que no está hecho de uva, sino de cereza. "No es un licor ni un zumo. Es vino de cereza y por lo que sabemos, el único en el mundo", explica su creador, Josep Badell. 

Badell, un realizador de audiovisuales de 42 años repetidamente premiado, ha sido siempre, según sus propias palabras, "el tipo de las ideas locas".  Pensó en criar avestruces, en instalar estanques para que el público pudiera pescar y cocinar su propio pescado o calculó concienzudamente los flujos de ciclistas para emplazar el bar perfecto de ruta. 

UN ZUMO OLVIDADO

En la masia familiar le dejaron hacer mientras ideaba mil formas de aprovechar los grandes excedentes de cereza, algo a lo que en el Baix Llobregat están acostumbrados. Hasta que un zumo olvidado en la nevera fermentó y se transformó en algo parecido al vino. "Quizás esta idea si te funcionará", observó la madre de Badell, con el innato sentido común que suelen tener las madres. 

Badell se volcó en la idea e investigó intensamente durante cinco años, trabajando con procesos ecológicos y siguiendo la agricultura biodinámica, hasta crear un producto nuevo. En 2015, Badell convocó un Verkami. "De los 6.000 euros que necesitábamos, conseguimos 3.000, pero fue una experiencia muy positiva porque me puso en contacto con gente interesada, personas que apuestan por ti aunque no te conocen y no te han visto la cara", recuerda. 

Sin embargo, el proyecto pareció llegar a un punto muerto, atascado en los problemas burocráticos y para obtener financiación. Hace poco menos de un año, cuando Badell estaba a punto de tirar la toalla, asqueado, alguien le presentó a Eduard Piñol. En un municipio como Torrelles, que no llega a 6.000 habitantes, era casi lógico que dos personas como ellos acabaran encontrándose. Si Badell había estado buscando desesperadamente un proyecto que le permitiera escapar de la ciudad, Piñol estaba igualmente en plena reinvención.

Después de trabajar durante 25 años coordinando el área del sur de Europa de una gran multinacional, el financiero había decidido dejarlo todo para pasar más tiempo con su hija. "Todo el mundo pensaba que me había vuelto loco al dejar un gran trabajo y en una mala edad, justo después de los 50 años, pero el proyecto de Sirot era precisamente lo que estaba buscando", revela él. 

CONCESIÓN DE UN PRÉSTAMO

Badell estaba "excéptico", añade Piñol. "Probablemente había hablado ya con mucha gente que parecía que podría ayudarle a sacar adelante Sirot y al final todo había quedado en nada", señala. 

Piñol llegó a un acuerdo con un familiar para obtener un préstamo para arrancar el negocio, que ahora comparte con Badell al 50%. La nueva marca acaba de salir al mercado con dos vinos, un crianza y un negro, aunque también espera sacar a la venta las primeras 1.200 botellas de su vino dulce saldrán a la venta. Sirot ofrece también dos vinagres de cereza, un balsámico y una reducción que, afirman Badell y Piñol, tuvieron un gran éxito en la última feria Àpat, hace una semana. "La coyuntura es buena. Catalunya es un lugar lleno de cocineros de prestigio con ganas de inventar y que están buscando cosas nuevas, como nuestro vino de cerezas", señala Badell.