Una enmienda aceptada en los estados y rechazada a nivel federal

Uno de los triunfos de los republicanos de Estados Unidos en la reciente batalla sobre el techo de la deuda que asomó al país al impago ha sido vincular inexorablemente déficit y deuda y resucitar en Washington la sempiterna propuesta de enmendar la Constitución federal para incluir un requerimiento de equilibrio en los presupuestos. El futuro de esa enmienda, que sería la vigesimoctava de la Constitución en 223 años, es, sin embargo, gris.

Todos los estados menos Vermont tienen en sus constituciones enmiendas que, de distintas formas, con distintas condiciones y con excepciones como los tiempos de guerra, imponen la obligación de que sus gobiernos no gasten más de lo que ingresan. En Oregón, incluso se prohíben superávits de más del 2%, forzando a devolver a los contribuyentes cualquier cantidad que supere ese porcentaje.

A nivel federal, sin embargo, el requerimiento de presupuesto equilibrado no existe. Economistas como Paul Krugman alertan de que imponerlo ahora empeoraría la recesión al forzar más recortes en los servicios durante la crisis. En un editorial reciente,The Washington Post escribió: «Enmendar la Constitución para requerir un presupuesto equilibrado es una mala idea que nunca muere (...) Restaría a los políticos la flexibilidad que necesitan para lidiar con emergencias económicas y de seguridad nacional».

Los republicanos han resucitado el impulso para conseguirlo: han incluido una provisión en la ley que permitió elevar el techo de la deuda por la que se permitiría un segundo aumento en el 2013 si se aprobara la enmienda.

Actualmente hay planteadas varias medidas en el Congreso para enmendar la Constitución. Para hacerlo, se necesitaría la aprobación por mayoría de dos tercios en las dos cámaras y la posterior ratificación en todas los parlamentos estatales por una mayoría de tres cuartos.

Tema aparte es el techo de la deuda, establecido en 1917 como parte de laSecond Liberty Bond Actde 1917, que permitía al Tesoro emitir bonos para pagar la guerra, y que pone en manos del Congreso la elevación. IDOYA NOAIN