OPINIÓN

Uber quizás vale 40.000 millones, pero no es 'guay'

OLGA GRAU

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¿Vale realmente Uber 40.000 millones de dólares (31.151 millones de euros)? Así lo creen los inversores que han inyectado más de 1.500 millones dólares en la última ronda de financiación de la firma tecnológica de San Francisco. Resulta chocante que la aplicación que pone en contacto a conductores privados con usuarios a través del teléfono móvil valga más que 359 empresas de las 500 cotizadas de la revista de negocios Fortune 500. Entre ellas, la aerolínea Delta, el fabricante de cereales Kellogg, la firma creadora de la Barbie Mattel o la multinacional de alimentación Kraft Foods Company.

Uber vale más que CaixaBank (25.129 millones de euros), poco menos que Iberdrola (35.377 millones), y  está a medio camino de lo que cotiza en bolsa Inditex (73.677 millones), con 128.000 empleados.

Y eso sin tener conductores en plantilla, ni flota de coches, ni nada. Pero ha conseguido que las transacciones que se cruzan entre conductores privados y usuarios a través de su plataforma sumen en el 2013 un total de 1.000 millones dólares. La empresa fundada por Travis Kalanick prevé que las transacciones se eleven este año hasta los 2.000 millones de dólares. Uber se queda un 20% de la carrera del pseudotaxista, por lo que si esta cantidad fuera el margen neto, el beneficio rondaría los 400 millones de euros.

El valor de Uber se basa en su capacidad de crecer muy rápido:  duplica las transacciones cada seis meses. Lo hace más velozmente de lo que lo hicieron Facebook, Google o Amazon. Junto a esta última, está explorando un sistema de reparto rápido de paquetería.

Pero el negocio entraña riesgos. No se pueden poner trabas a las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología, pero el transporte de pasajeros exige seguridad y casos como la violación de una mujer por un chofer de Uber en la India abre interrogantes sobre la fiabilidad.

No ayuda a generar confianza, al menos entre el colectivo femenino, la publicidad machista de la firma.

Cuando lanzaron el servicio en Lyon, Uber ofreció un servicio encubierto de escorts junto a la empresa Avion de chasse, un juego de palabras que significa cazabombardero, y que en Francia se usa para el equivalente a lo que en España sería una tía buena.

La empresa, que se vende como un ejemplo de economía colaborativa, en realidad ha generado un modelo laboral en EEUU en el que los choferes acaban trabajando hasta 15 horas al día para que les salgan los números. En verdad, son taxistas encubiertos sin contratos. El fenómeno Uber tiene mucho de burbuja. Y no todo lo que es tecnológico, tiene que ser necesariamente guay.