cambios en el sector aeronáutico

Treinta y dos entidades manifiestan su interés 'no vinculante' por la endeudada Alitalia

Grandes empresas del sector, como Delta Airlines, han confirmado estar interesadas en hacerse con la compañía italiana

Un avión de Alitalia, detenido en el aeropuerto romano de Fiumicino.

Un avión de Alitalia, detenido en el aeropuerto romano de Fiumicino.

IRENE SAVIO / ROMA

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Treinta y dos entidades han expresado su interés no vinculante por Alitalia, la endeudada compañía aérea italiana que se encuentra bajo administración controlada por el Gobierno de Roma desde el pasado 2 de mayo. Así lo han dejado entrever desde la compañía, al cierre de la primera fase de su puesta en venta, que finalizó este lunes y durante la cual se preveía que los compradores interesados presentaran una oferta inicial. "Hemos empezado a abrir los sobres ante el notario. Hasta el momento, han llegado 32 manifestaciones de interés", ha confirmado este martes Stefano Paleari, uno de los tres comisarios extraordinarios nombrados por el Gobierno italiano y que ahora están a cargo de la compañía. "Se trata de un resultado que va más allá de las expectativas", ha indicado, por su parte, el presidente del Ente Nacional para la Aviación Civil, Vito Liggio.  

Entre los potenciales interesados se encuentran grandes grupos del sector aéreo, entre ellos la estadounidense Delta Airlines. "Seguimos atentos a los avances de Alitalia desde que la compañía se encuentra bajo administración controlada", ha hecho saber Delta. Igualmente, también ha confirmado su interés Etihad Airways, compañía que ya posee el 49% de Alitalia y que se ha declarado dispuesta “a explorar todas las opciones para mantener y reforzar su relación” con la italiana.

Otros nombres de potenciales adquisidores, filtrados por la prensa transalpina —a la espera de una confirmación oficial por parte de Alitalia—, serían las asiáticas Hainan Airlines y Air China, la francesa Air France, la británica British Airways y la turca Turkish Airlines. Empresas que se añadirían a fondos de inversión especializados en compañías con graves problemas económicos, entre ellos los estadounidenses Tpg, Cerberus e Indigo Partners, según la misma fuente. 

Por su parte, también la compañía de bajo coste Ryanair ha confirmado su interés por Alitalia, pero no para comprarla entera, sino para hacerse “con sus rutas de largo radio”, según ha puntualizado el portavoz John Alborante al diario Il Sole 24 Ore. Una hipótesis, esta, que al parecer ahora también está tomando en consideración Lufthansa, la cual ha puntualizado que, si bien no le interesa la compra de la compañía, sí podría considerar la adquisición de parte la flota de Alitalia y de sus slots.

En todo caso, el procedimiento de venta de la empresa italiana se anuncia aún muy largo y complejo. En concreto, con el cierre de esta fase, ahora se inicia el período de revisión de las ofertas por parte de los tres comisarios del Gobierno de Roma y la posibilidad de que las empresas interesadas accedan en las próximas semanas a información de Alitalia (no los datos sensibles). 

HASTA SEPTIEMBRE

Después de ello, se prevé que los comisarios italianos se comuniquen con las empresas que han hecho las ofertas más ventajosas para que envíen propuestas más detalladas. De ahí que el Gobierno italiano considere que las ofertas vinculantes se transmitirán recién entre septiembre y octubre. 

Más aún que los nubarrones sobre Alitalia siguen ahí. De hecho, según el aviso de venta publicado el pasado 17 de mayo, Roma ha previsto tres opciones para Alitalia: su reestructuración y su venta en bloque, pero también su liquidación a pedazos, con la venta por separado de bienes y contratos. Un destino, este último, no imposible, pero que el Gobierno italiano, los sindicatos y los comisarios han dicho que quieren evitar. 

La compañía italiana, que durante 70 años fue la empresa de bandera de Italia, entró nuevamente en crisis el pasado mes de abril, cuando los empleados votaron en contra de un plan de reestructuración financiera que preveía despidos y bajas salariales. Algo que ha puesto a la empresa al borde de la quiebra, un destino que se zanjó solo gracias a la inyección por parte del Estado italiano de un préstamo de unos 600 millones de euros para garantizar su operatividad durante el verano.