Suerte que el petróleo sube...

Necesitaban los especuladores motivos para mover sus carteras de renta variable, y los encontraron más allá de los corros. De un lado, el vuelco de las explicaciones sobre el accidente aéreo de los Alpes franceses, que elimina de un plumazo las sospechas sobre los fabricantes de aeroplanos y traslada el foco a la responsabilidad de las compañías aéreas. De manera colateral, se movieron también los cálculos sobre la afectación de la catástrofe sobre la responsabilidad de las aseguradoras. Los precios de las acciones de las empresas afectadas se movieron según lo previsto por los manuales, pero tampoco afectaron a los índices de sus respectivos mercados.

En cambio, un suceso mucho más alejado del espacio  occidental, pero sí cercano a sus intereses, acabó removiendo cotizaciones básicas y su  posterior reflejo en los índices: Arabia Saudí encabezó una operación de largo alcance e implicación de todos sus vecinos y aliados para tratar de variar el destino de la guerra tribal del Yemen. Un alivio para los inversores más proclives a sacar tajada de esta incertidumbre, pues los precios del barril de petróleo Brent y Texas varió ostensiblemente al alza. Un negocio tradicional pero seguro, especular sobre la carestía en el suministro del principal productor. El otro efecto en los grandes mercados globales se notó en la recuperación del precio del euro frente al del dólar, consecuencia de los buenos, aunque débiles, indicadores europeos y la convicción, cada vez más extendida, de que la recuperación económica de EEUU  sigue siendo dudosa y contradictoria en sus principales datos semanales.

El Ibex 35 perdió solo el 0,10%, hasta los 11.453 puntos.