Sueldos en la penumbra

Las tarjetas que recibieron consejeros y directivos de la antigua Caja Madrid y Bankia deberían haber tributado como salarios

Bajo el foco 8 El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en junio.

Bajo el foco 8 El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en junio.

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Las tarjetas de las que disfrutaron 86 consejeros y directivos de Caja Madrid Bankia eran salarios o sobresueldos. Y, por tanto, deberían haber tributado como tales, según los expertos.

LA FUNCIÓN

Representación y uso personal

Teniendo en cuenta los fines para los que se usaron las tarjetas, difícilmente pueden considerarse gastos de representación. Estas tarjetas se suelen emplear para evitar que empleados y directivos deban adelantar dinero al hacer gastos en nombre de la empresa. En esos casos, los beneficiarios deben justificar los gastos con facturas para que la empresa se los pueda deducir.

LA CALIFICACIÓN

Remuneración a administradores

Las tarjetas se han bautizado como black (negras), en referencia a la de American Express con gastos ilimitados y que poseen solo 17.000 personas ricas en el mundo (300 en España) y a sus fines. Caja Madrid Bankia las entregaron a administradores vinculados a la entidad y, por tanto, «eran rentas del trabajo», explica Joan Pons, socio del despacho Linktax. Lo tendrían que haber declarado en el IRPF. Y Caja Madrid y, luego Bankia, deberían haber practicado retenciones a los administradores, del 35% hasta el 2012, y del 42% luego. En esencia «parecen más sueldos en B» o sobresueldos no declarados, afirma José María Mollinedo, secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha).

LA CONSECUENCIA

De la regularización a la inspección

Los implicados pueden presentar declaraciones del IRPF complementarias de los años afectados si no tributaron en su día (cuatro ejercicios atrás). Puede suceder que Hacienda les abra una inspección o, lo más flagrante, que aprovecharan la amnistía fiscal en el 2012 para librarse del fisco, después de ver que la nueva cúpula de Bankia levantaba las alfombras ese mismo año, dice Mollinedo.

En Bankia las sumas fueron inferiores, pero en Caja Madrid, la entidad podría presentar complementarias con las retenciones no practicadas. Así eludiría un posible delito fiscal (cuota defraudada superior a 120.000 euros). Eso si no se anticipa la inspección o la fiscalía. Desde el 2012, también las personas jurídicas responden de los delitos fiscales. Dadas las cantidades implicadas, los exdirectivos habrían cometido una infracción tributaria. En todo caso, «el principal responsable cuando se tendría que haber retenido es la empresa», explica Pons.

LOS AGRAVANTES

Inspectores fiscales entre los beneficiarios

Entre los beneficiarios de las tarjetas opacas había inspectores de Hacienda. El expresidente de la caja, Miguel Blesa, lo es pero también Estanislao Rodríguez-Ponga, que fue secretario de Estado de Hacienda con José María Aznar, y el director del gabinete de la actual secretaría de Hacienda, José María Buenaventura, que ha dimitido. «No es raro que el sistema se urdiera para no ser descubierto. Algunos participantes conocían las debilidades de Hacienda», alerta Mollinedo.

EL DEBATE

¿Apropiación indebida o evasión fiscal?

La Fiscalía entiende que los implicados podrían haber cometido un delito de apropiación indebida. Y es que los accionistas (Bankia) deberían ser informados de todas las remuneraciones del consejo. En ese supuesto, las cantidades dejarían de ser exigibles por Hacienda, explica Mollinedo. Pero los técnicos del fisco, que reclaman una inspección fiscal desde el 2010 a todos los implicados, entienden que más que en penumbra, las tarjetas eran sueldos muy oscuros. En definitiva, sobresueldos en negro.