Según las coordenadas del GPS

Parecían guiados por ese programa del GPS instalado en los automóviles que además de reflejar la ruta por la que se circula añade información al gusto del conductor. El que más gusta en el día a día a los operadores  de la bolsa es el que indica el tiempo que falta para llegar al destino, dato programado de salida. Se sabe de donde se sale y adonde se va. Lo único que va variando es el tiempo que se tardará, que está sometido a las variantes de la velocidad -a su vez condicionada por el tráfico- y las decisiones del chófer de parar o no. Pues ayer todos los GPS de los inversores en las principales plazas europeas, asiáticas y norteamericanas tenían prefijada una ruta de salida y destino que se iba cumpliendo en sus principales tramos. A saber, que al llegar a la rotonda de la Reserva Federal de EEUU se iba a proceder a los giros previstos de seguir recortando las facilidades de crédito a los bancos comerciales a cambio de comprarles sus activos de cualquier calificación, y que la jefa de patrulla Janet Yellen les comunicaría que seguirán disfrutando de buena travesía, por un tiempo considerable, sin sorpresas en los tipos de interés. En el segundo cruce, bien marcado en el ordenador de a bordo europeo, el BCE abrió más carriles de circulación a los bancos comerciales para que reposten créditos baratos, que no regalados, para que se incorporen en su activo nuevos créditos a pymes y particulares. La tercera incógnita del tránsito financiero global, indicaba que en Escocia podían quedar algunos nubarrones, pero nada de tormenta a la vista. Como es el destino final, hoy veremos si el pronóstico era acertado.

Con el relajo, el Ibex 35 remontó hasta los 10.991 puntos (+0,77%).